Alex Mercado // En los circuitos internacionales II
na peculiaridad más en el hacer cotidiano de Álex Mercado, al margen
de sus tareas meramente musicales, es esa manifiesta capacidad para administrar su propia carrera, atender la logística hasta el último detalle sin descuidar los sonidos, silencios y aromas, logrando alzar el vuelo sin despegar los pies de la tierra.
Aunque ya en los últimos tiempos, y para fortalecer las estrategias y las labores de internacionalización, ha echado mano de una agencia francesa de representaciones “Se llama Monart –nos cuenta el maestro–, y es de un mexicano que curiosamente fue mi alumno hace tiempo, Gustavo Mezo”. Se fue a estudiar gestión cultural a París y estableció una agencia de artistas en la que me incluyó. Gestionó la que hasta ahora ha sido la fecha más importante del año, la del North Sea Jazz Festival.
“Pero algo también muy importante para conseguir esa fecha: en 2015 yo ya había estado en Holanda en dos festivales. Es un elemento muy importante de la internacionalización: hay que hacer presencia, pero hay que darle continuidad, que es en lo que muchas veces se ha fallado.
La internacionalización del jazz mexicano se ha caracterizado por apariciones esporádicas en diferentes países y festivales; creo que para consolidar esa presencia es necesario regresar, crear un público para esta música a través de visitas frecuentes.
La invitación al North Sea Jazz Festival (centro de enlace de la comunidad jazzística europea) contenía además la prerrogativa de presentarse con su propio trío, por lo que la batería de Gabriel Puentes y el contrabajo de Israel Cupich se fueron a dialogar, a improvisar y a construir plataformas en el Mar del Norte, tal como lo hicieran en la grabación del cuarto disco de Alex Mercado, Paisajes.
–En diferentes ocasiones has tenido que hacer ciertas adaptaciones, arreglos de tus composiciones a trío para poder tocarlas a piano solo. ¿Lo has hecho a la inversa?, ¿has hecho adaptaciones de tus piezas a piano solo para tocarlos con el trío? –le preguntamos al maestro.
–Así es. Precisamente del disco Refraction tomamos The Magician, que tiene mucha vertiginosidad; es una de mis composiciones con influencia más latina, y le hice una adaptación para tocarla a trío. De alguna manera, en Refraction comencé a evolucionar composicionalmente; las piezas empezaron a adquirir un tono más brillante. En el cuarto disco son más extendidas y tienen una narrativa intrínseca con el fin de contar una historia más compleja.
–Se pensaría que la oferta musical que lleva un jazzista de este lado a Europa tendría que ligarse con trazos más étnicos o a cuestiones y ritmos afroantillanos. Pero tu música no gira en ese sentido. No deja de sorprender que tengas tan buena respuesta entre el público europeo con una propuesta mucho más universal, de música contemporánea que enlaza lo intelectual y lo emocional sin mayores adjetivos.
–Así es. Un rasgo particular de mi historia es un fuerte apego a la música clásica. De niño me sentaba a escuchar toda la colección clásica de mis abuelos. Esa música me impacta, me cautiva, es la que me motivó para empezar a aprender piano; nunca he dejado de escucharla, y creo que es lo que hace que mi música tenga ese rasgo… quizás universal, ese rasgo que no se puede clasificar o etiquetar, ya que trato de capturar la esencia, el sentimiento que transmite la música clásica, ese sentimiento que ha trascendido siglos.
“Nos fue Muy muy bien en el Mar del Norte. Estamos muy contentos porque estuvimos en uno de los festivales más grandes del mundo; estábamos verdaderamente impresionados del volumen de público: aproximadamente 25 mil personas cada uno de los tres días. Nos recibieron muy bien, nos presentaron en holandés, subimos al escenario; dimos lo mejor que estaba en nosotros y nos entregamos a la música.
“Fue bueno presentarnos con el trío original, la calidez del público fue muy notoria, y también la expectativa que tenían del trío creo que fue enteramente satisfecha. La música de este trío tiene una influencia europea, con alta dosis de energía, mucha improvisación… gustó.”