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México se hunde en la violencia // Caída libre en el Índice de Paz

E

l resultado concreto de 12 años de guerra contra el crimen organizado –puesta en marcha por Felipe Calderón y continuada por Enrique Peña Nieto– es que México es catalogado entre los países más violentos del mundo, con un creciente saldo de muerte y desapariciones, amén de un multimillonario cuan creciente costo económico.

De Acuerdo con el Índice Global de Paz (IGP) 2018, México ocupa el escalón número 140 de 163 posibles a escala internacional (a mayor número, menor paz, o si se prefiere, mayor violencia), posición equiparable a la que el mismo indicador asigna a naciones como Etiopía y Palestina. Sin embargo, ocupa la primera posición entre los 12 países centroamericanos y caribeños considerados en el análisis.

Cuando Felipe Calderón declaró la guerra al crimen organizado en diciembre de 2006, México ocupaba el escalón número 79 en el IGP, ubicándose entre Indonesia y Ucrania; seis años después se había hundido al peldaño 135 de 158 posibles, con niveles de violencia similares a los entonces imperantes en Costa de Marfil y Líbano.

Enrique Peña Nieto consideró viable mantener la guerra contra el crimen organizado, pero lo único que logró fue incrementar la de por sí terrorífica estela de sangre y el costo económico, porque la caída de México se mantuvo hasta ocupar, en el último año de su gobierno, el escalón número 140 de 163 posibles, de acuerdo con el informe respectivo, divulgado por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de Diputados.

Dicho texto advierte que “el problema principal de Centroamérica (en la que incluye a nuestra nación) y el Caribe es el crimen organizado, desde el narcotráfico trasnacional en México y partes del Caribe hasta las pandillas callejeras depredadoras en países como Nicaragua, Honduras y Jamaica, que han logrado corromper a las fuerzas del orden público y al cuerpo político. Ningún país de la región ha mejorado su puntaje en las percepciones de criminalidad en los pasados 10 años y sólo tres de ellos –Costa Rica, Haití y Trinidad y Tobago– han logrado mejorar sus puntajes de delitos violentos”.

En 2018, los mayores deterioros se dieron en Costa Rica y Honduras. Sin embargo, el primero permanece como el más pacífico de la región (lugar 40 de la clasificación general); aun así, se mostró un incremento en la tasa de encarcelamiento y en la puntuación de terror político, la cual refleja las divisiones que han surgido desde el final de la política bipartidista hace cuatro años, lo que ha provocado que caiga seis lugares en la clasificación mundial. Honduras tuvo el mayor detrimento en la región, arrastrado por un deterioro significativo en sus puntajes de inestabilidad política, impacto del terrorismo y escala de terror político, situaciones que lo llevaron a ocupar el lugar 118 de la clasificación general (México, en el escalón 140; el peldaño 163 corresponde a Siria; en sentido contrario, Canadá ocupa el número uno).

Los mayores desafíos para la paz en Centroamérica y el Caribe son el crimen y la corrupción. En los pasados ocho años la región ha tenido las peores puntuaciones en el índice de homicidios, delitos violentos y percepciones de criminalidad. A pesar de estos desafíos, sigue siendo la cuarta región más pacífica del mundo. México ocupa el último lugar entre los países de la subregión. A escala latinoamericana, sólo lo superan Venezuela y Colombia (escalones 143 y 145, respectivamente).

De acuerdo con su descripción, el IGP cubre 99.7 por ciento de la población mundial con el uso de 23 indicadores cualitativos y cuantitativos de fuentes altamente respetadas. En 2018 el índice muestra que el nivel global de paz se deterioró 0.27 por ciento. Se deterioran 92 países y 71 mejoraron.

Las rebanadas del pastel

Si en Venezuela eran muchos, ayer parió la abuela: a la sacudida económica se sumó el terremoto de magnitud 7.3.

Twitter: @cafevega