l 29 de junio de 2015 documenté aquí la preocupación de los dueños de hoteles, prestadores de servicios turísticos, comerciantes y pescadores del Caribe mexicano porque desde los inicios de ese año, y como nunca, toneladas de sargazo cubrían las costas de Cancún, la Riviera Maya, Tulum, Isla Mujeres, Cozumel, Holbox y la zona sur de Quintana Roo. Rafael Muñoz Berzunza, entonces secretario estatal de Ecología, reconoció carecer de estrategias para resolver el problema, que también afectaba a ocho países del gran Caribe. Junto con otros funcionarios y especialistas, rechazó que ese arribo masivo se debiera a la contaminación por aguas residuales. Todo indica que el sargazo llega por fenómenos naturales originados a miles de kilómetros de distancia, en aguas del océano Atlántico, en el llamado mar del Sargazo, cuya extensión supera 3.5 millones de kilómetros cuadrados. Sirve de refugio y alimento de varias especies marinas.
Hace tres años se dijo que el arribo se debió a la ausencia prolongada de huracanes en el Caribe mexicano, haciendo que creciera mucho más en volumen y se desprendiera de su lugar de origen.Al descomponerse en las playas, es ideal para que en él crezca la llamada pulga del mar; libera ácido sulfhídrico, lo que ocasiona mal olor; el color del agua en la costa se vuelve turbia y, además, en grandes cantidades afecta a los corales y molestias en la piel de las personas que entran en contacto con él.
Hay referencias al sargazo desde fines del siglo XV. Así lo llamaron los navegantes portugueses, cuyos barcos solían quedar atrapados en extensos campos verdes formados por racimos de uvas de la variedad salgazo, que existe en su país. El investigador Philip Whitfield afirma que desciende de algas que crecen por lo general adheridas a las rocas cercanas a la costa, pero ahora flota y se reproduce en las capas superiores del océano formando extensas praderas.
Cuando en 2015 las instancias oficiales y los hoteleros retiraron el sargazo lo mejor que pudieron, anunciaron apoyos para los estudios multidisciplinarios que permitirían a futuro enfrentar el problema. Esas promesas se las llevó la marea. Y prueba de ello es que desde marzo pasado el sargazo llegó en cantidades mucho mayores que siempre a las playas de Quintana Roo. Es un desastre ecológico
, dicen, que afecta al turismo, principal actividad económica de la región. Se afirma que en la presencia de este visitante nada grato influye el cambio climático que modifica el patrón de las corrientes marinas. Lo que es inocultable es que las autoridades, dueños de hoteles y prestadores de servicios turísticos mostraron carecer de los estudios de los especialistas y de la ingeniería marina
más avanzada para enfrentar el desastre ecológico
. Además, reconocieron la falta de un órgano que dirija esfuerzos para manejar la situación adecuadamente
.
Muy diferente opina el titular de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, Rafael Pacchiano, el más gris de los funcionarios del actual sexenio. Negó que el gobierno federal estuviera ausente en el combate al sargazo. Hasta destinó 70 millones de pesos para controlar su llegada. Por lo visto, de nada sirvieron. Hoy el gobierno de Quintana Roo dice que necesita para lo que resta del año 610 millones de pesos para retirarlo de la franja costera y mar adentro y establecer vallas de contención a cierta distancia de las playas para evitar su arribo masivo a tierra firme.
Esas vallas se colocarían mar adentro y en puntos estratégicos. Se trata, sostienen sus promotores, de una tecnología segura que no afecta a las especies marinas, no contamina y es la solución menos costosa. La considero una medida temporal, pues la más suave tormenta tropical las dejará inservibles. Sigue entonces pendiente buscar la mejor forma de recoger el sargazo que llegue en el futuro y utilizarlo, por ejemplo, como insumo para diversos procesos productivos. Tarea en la que juegan un papel fundamental los centros de investigacion marina y los del área tecnológica. Y para sus labores necesitan contar con apoyos oportunos y suficientes. Hoy, como hace tres años, carecen de ellos.