n los planos financiero y económico, ¿qué tienen en común México y Turquía? Prácticamente nada, a no ser porque ambos países pertenecen al Grupo de los 20), a la Organización Mundial de Comercio y a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (donde mantienen las últimas posiciones entre los 34 países que la conforman), además de tener un intercambio comercial mínimo. Nada más, pero a pesar de ello el terremoto cambiario que registra la nación euroasiática pegó, y fuerte, en la aparente estabilidad que en ese renglón ha tenido México en semanas recientes, tras el triunfo electoral de ya saben quién, lo que provocó que el tipo de cambio peso-dólar de nueva cuenta se acercara a 20 por uno. ¿Se acabó la luna de miel?

México y Turquía no son precisamente aliados estratégicos ni socios comerciales de primer nivel. De hecho, las visitas recíprocas de Enrique Peña Nieto (Ankara, 2013) y de Recep Tayyip Erdogan a la Ciudad de México (2015) provocaron no pocas protestas, por el dulce trato que el gobierno mexicano dio al presidente turco, considerado uno de los mandatarios más intolerantes y represores del orbe. Por el lado comercial está en trámite un tratado bilateral, tal vez derivado de la buena voluntad entre los mandatarios de ambas naciones y por el hecho de que el intercambio no pasa de mil millones de dólares (con ligera desventaja para México), por mucho que Turquía ocupe el alejadísimo escalón número 50 entre los socios comerciales de nuestro país.

Pero el hecho es que la lira turca registra su nivel mínimo frente al dólar y acumula una devaluación cercana a 40 por ciento tan sólo en lo que va del presente año, y casi la mitad de ese desplome se registró el pasado viernes, luego de que el esquizoide de la Casa Blanca decidiera duplicar los aranceles al acero (50 por ciento) y aluminio (25 por ciento) de procedencia turca. Al mismo tiempo, la inflación es severísima y el grueso de la abultada deuda externa turca está denominada en dólares estadunidenses, con lo que su servicio está en constante crecimiento. Sin duda, la mano gringa está detrás del terremoto económico y cambiario que registra Turquía, y la más reciente medida arancelaria de Donald Trump (que forma parte de su guerra comercial en contra del mundo) se suma a las acciones del gobierno estadunidense en contra de la nación eurasiática, al tiempo que le echa más gasolina a las de por sí tensas relaciones bilaterales.

Ayer, la sacudida cambiaria de la lira turca no sólo mantuvo su caída, sino que involucro a los principales mercados financieros, cambiarios y bursátiles, en donde se mantuvo el nerviosismo. Para el caso mexicano la cotización del billete verde repuntó hasta 19.62 pesos (Bancomer), alrededor de 2 por ciento más que el cierre del viernes anterior. Por su parte, el Banco de México fijó su cotización fix en 19.18 pesos, el interbancario 48 horas en 19.17 y el utilizado para solventar obligaciones en moneda extranjera pagaderas en México, en 18.93.

El viernes anterior el principal indicador de la Bolsa Mexicana de Valores (el índice de precios y cotizaciones) registró una caída equivalente a 1.75 por ciento y cerró por debajo de los 49 mil puntos. Ayer, sin embargo, logró recuperar algo de lo perdido por la sacudida turca: 0.79 por ciento. Habrá que dar seguimiento al caso y su efecto para la de por sí endeble moneda mexicana, pero en vía de mientras el nada carismático presidente Erdogan responsabilizó de la sacudida cambiaria de su país a terroristas económicos que difunden reportes falsos y, por lo mismo, enfrentarán toda la fuerza de la ley. Para el mandatario se trata de una red de traición, que no vamos a ignorar.

Las rebanadas del pastel

A Erdogan no le queda más que recordar a JLP: ya nos saquearon, no nos volverán a saquear, aunque en los hechos, en el caso mexicano, desde entonces el saqueo ha sido la norma.

Twitter: @cafevega

cfvmexico_sa@hotmail.com