Teherán

El llamado de Estados Unidos a nuevas negociaciones con Irán al tiempo que reintroduce sanciones económicas es algo insensato, denunció el presidente Hassan Rohani, y acusó a su par estadunidense, Donald Trump, de intentar una guerra sicológica contra la república islámica.

Si eres un enemigo y apuñalas a la otra persona con un cuchillo y después dices que quieres negociaciones, lo primero que tienes que hacer es retirar el arma, respondió el mandatario iraní en una entrevista televisiva con la emisora estatal IRIB.

Rohani afirmó que su país siempre estuvo abierto a las negociaciones, pero con sanciones no tienen sentido, añadió.

¿Cómo demuestran que se puede confiar en ellos? Regresando al acuerdo sobre el programa nuclear iraní alcanzado tras dos años de negociaciones y del que Estados Unidos decidió retirarse de forma unilateral en mayo, abriendo la vía a nuevas sanciones económicas contra Teherán.

Rohani añadió que Irán puede depender de China y Rusia para ayudar a sus sectores petrolero y bancario mientras Washington incrementa sus sanciones en los próximos meses. Afirmó que su país se mantendrá en el acuerdo nuclear firmado con las potencias occidentales en Viena el 14 de julio de 2015.

Busca guerra sicológica

Pese a las sanciones que constituyen una guerra sicológica de los estadunidenses, mostraremos al mundo que mantenemos nuestra palabra y respetamos los pactos internacionales. Irán sobrellevará la situación con solidaridad y unidad tanto en la cúpula dirigencial como en el pueblo, dijo Rohani.

El mandatario iraní afirmó estar satisfecho con las reacciones políticas de Rusia, China y los países europeos, que decidieron mantener el acuerdo, aunque reconoció que en términos prácticos existen problemas con empresas que por diversos motivos quieren cesar sus actividades en Irán a causa de las sanciones.

Agregó que no rechaza la oferta de diálogo de Trump, aunque precisó que debe estar orientado a buscar resultados y estar basado en la sinceridad.

Irán vive además protestas y huelgas en varios pueblos y ciudades por la escasez de agua y los altos precios, mientras crece el malestar con el sistema político.