l secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, se muestra muy emocionado porque existen muy buenas probabilidades de que México y Estados Unidos puedan resolverlos temas centrales en torno al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), al tiempo que anunció que, con el mismo fin, Canadá se uniría muy pronto a las conversaciones.

Sin ánimo de apestarle su renovado entusiasmo sobre el futuro del mencionado mecanismo trilateral, Guajardo debería recordar que, palabras más o menos, repite su alegre discurso de un año atrás, cuando se iniciaron las conversaciones para modernizar el TLCAN, las mismas que se mantienen empantanadas.

En vía de mientras, en su más reciente análisis (del que se toman los siguientes pasajes) el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Instituto Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, subraya que, tras su triunfo electoral, Andrés Manuel López Obrador cuenta con un periodo de cinco meses para concluir la transición y asumir la jefatura del Ejecutivo el próximo 1º de diciembre.

En lo que va de dicho plazo, AMLO ha realizado acciones que los mercados han tomado favorablemente, como es el caso de su discurso conciliatorio de victoria, en que aseguró la independencia en el accionar del Banco de México, así como mantener la disciplina fiscal.

Adicionalmente, ha llevado a cabo reuniones con diversos consejos empresariales mexicanos y funcionarios estadunidenses que han dejado entrever que la administración entrante no causará estragos en la evolución de la economía mexicana.

Por otro lado, uno de los primeros retos que el nuevo gobierno debe atender de manera exitosa para mantener un ritmo de crecimiento económico estable es sin duda la continuación en las negociaciones del TLCAN.El reto que enfrentará la nueva administración en esta materia es de suma importancia. En un escenario en que Estados Unidos decida terminar su participación en dicho mecanismo y continúe con la imposición de aranceles a sus socios comerciales asiáticos, podría provocar que el ritmo de crecimiento de nuestro país no supere uno por ciento al menos durante los próximos dos años.

Las más recientes declaraciones de los funcionarios mexicanos en torno al acuerdo comercial han generado una nueva ola de optimismo. Sin embargo, como aún faltan por resolverse los temas más álgidos en la relación trilateral, como las reglas de origen para el sector automotriz y la cláusula de extinción, se antoja probable que la resolución de las negociaciones concluya hasta la primera mitad de 2019. Ante tal situación, el equipo negociador del futuro gobierno avaló las actuales posiciones de negociación de México.

Lo anterior ha contribuido a mitigar en cierta medida la incertidumbre que persiste en el sector externo de nuestro país,aunque la posibilidad de la cancelación del TLCAN aún está presente. Además, la guerra comercial derivada de los aranceles que Estados Unidos impuso al acero y aluminio han golpeado el desempeño del comercio internacional. Esto se havisto reflejado en el comportamiento de las exportaciones totales de nuestro país en los últimos meses y podría acentuarse hacia finales del año.

La moderación en las exportaciones impactó en el PIB mexicano, ya que en el segundo trimestre de 2018 las actividades secundarias sufrieron una desaceleración con respecto al primer trimestre al registrar una caída de 0.3 por ciento. De hecho, sólo las actividades terciarias se ubicaron en terreno positivo (0.3 por ciento).

Las rebanadas del pastel

Con sonrisa de lado a lado y al grito de amor y paz, ayer Andrés Manuel López Obrador y el ahora barbado José Antonio Meade se dieron el abrazo de Acatempan. Y más allá de reconciliación, buenos deseos y grillas poselectorales, no cabe duda de que los personajes se asemejan a los protagonistas de 1821: AMLO (Vicente Guerrero) y Pepe Toño (Agustín de Iturbide). Veremos cómo termina la historia.

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