Jueves 2 de agosto de 2018, p. 6
El secreto detrás de los 25 años de la compañía Delfos Danza Contemporánea es la necedad, dicen sus directores Claudia Lavista y Víctor Manuel Ruiz, en vísperas de la gala de celebración que hoy ofrecen en el Palacio de Bellas Artes a las 20 horas.
‘‘Estamos en esto por terquedad, no sabemos si por ingenuos u osados. El logro de la compañía es la necesidad de romper fronteras e ir a otras. Cuando la fundamos nos iba muy bien en la Ciudad de México, pero advertimos que no teníamos algo que nos respaldara; éramos una especie de isla flotante y decidimos descentralizarnos y probar suerte en Mazatlán”, explican.
Delfos regresa al máximo recinto cultural del país con el programa especial Estado latente, integrado con dos coreografías creadas hace menos de un año, Concierto barroco y Proa, así como el estreno mundial de Manglar. La primera y la última son de Ruiz y la segunda de Lavista.
‘‘Estado latente es un título que usamos con frecuencia en diferentes propuestas. Cuando algo late es porque está vivo; también está latente algo a punto de volar; para nosotros tiene gran valor simbólico en esta celebración. Con éste decimos que Delfos sigue siendo un corazón que late, que tiene vida y que mucho está aún por venir”, añaden.
Para Claudia Lavista el éxito más relevante de este cuarto de siglo de trabajo ininterrumpido es haber logrado integrar y consolidar tres grandes iniciativas alrededor de Delfos. El primero es el artístico, que es la compañía; el académico, con la creación de la Escuela Profesional de Danza de Mazatlán, y el social, mediante el programa Hábitat: danza y conciencia, detalla.
Este proyecto lo desarrolla Delfos desde hace 10 años en colonias vulnerables de Mazatlán que tienen alto índice de drogadicción, violencia, prostitución y narcomenudeo.
‘‘La finalidad de Hábitat... no es necesariamente formar ni captar bailarines, sino generar tejido social. Es una iniciativa integral en la que los alumnos de la escuela de danza son los maestros, lo cual permite armar una cadena social de conocimiento”, añade la coreógrafa.
‘‘La danza tiene sentido social y es un espacio de expresión para desarrollar una filosofía humanista, algo que hace mucha falta al país y, sobre todo, a Mazatlán.”
El resultado de ese programa social –que a la fecha ha atendido a 3 mil 500 personas, entre niños, jóvenes y amas de casa– es la inclusión de Pablo Leal, de ocho años, en esta gira por la Ciudad de México.
La celebración incluye actuaciones en la sala Covarrubias del Centro Cultural Universitario y el teatro Sergio Magaña, en fechas por confirmar. El Palacio de Bellas Artes se ubica en Juárez, esquina Eje Central Lázaro Cardenas, Centro.