Los impuestos especiales a alcohol, tabaco, comida chatarra y bebidas azucaradas generan más de 130 mil millones de pesos; sin embargo, los costos de atención de las enfermedades causadas por el consumo de estos productos, entre ellas la obesidad –así como el ausentismo y la muerte prematura que ésta provoca– son cuatro veces más, pues se estiman en 555 mil 794 millones de pesos al año, de acuerdo con datos de diversas fuentes.

El Poder del Consumidor, la Fundación Interamericana del Corazón México (FIC) y Acción contra el Alcoholismo expusieron lo anterior en conferencia de prensa.

Agregaron que el impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS) se ha establecido como un mecanismo para compensar las externalidades, los daños que genera el consumo de estos productos, pero los recursos no se han destinado a la prevención ni atención de los males que provocan.

Fiorella Espinosa, investigadora en salud alimentaria del Poder del Consumidor, explicó que las proyecciones para 2023 son importantes, pues los costos del sobrepeso y la obesidad se estima que se incrementarán a 272 mil millones de pesos para ese año, cuatro veces más que en 2008.

Regulaciones efectivas

Las organizaciones urgieron a que se reduzca el consumo de tabaco, alcohol, comida chatarra y bebidas azucaradas con regulaciones efectivas que comprendan la publicidad, la venta, el etiquetado, la vigilancia de estas medidas, el fortalecimiento de impuestos y etiquetar estos recursos para la prevención y mejora de condiciones en las poblaciones más vulnerables.

Pidieron a la próxima administración del virtual presidente electo Andrés Manuel López Obrador que se aumente el IEPS a 20 por ciento en bebidas azucaradas, como recomienda la Organización Mundial de la Salud, y que el dinero que se recibe sea destinado a la prevención y atención de los daños.

Francis Zaballa, integrante de Acción contra el Alcoholismo, solicitó al nuevo gobierno que parte del dinero recaudado por los impuestos a las bebidas alcohólicas se utilice para diseñar e instrumentar un Programa Nacional de Prevención de Consumo de Alcohol, así como campañas de no consumo entre los jóvenes, entre otras.

Érick Antonio Ochoa, director de políticas en salud pública de la FIC, dijo que en el caso de las medidas de control del tabaco México ha tenido un desempeño que, según los informes internacionales, es mediocre, comparado con otros países de la región de las Américas.

Demandó que las enfermedades no transmisibles sean consideradas una prioridad. Si no se toman decisiones en este momento vamos a quedar muy lejos de esta reducción de 30 por ciento que nos compromete la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.