Opinión
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La vida intelectual en México
D

icen que la historia moderna en México no se cuenta en años o décadas sino en sexenios. Tal vez por eso Salvador Novo publicó sus crónicas con el título La vida en México en el periodo presidencial de... y después añadía el nombre del notable.

El apabullante triunfo de Andrés Manuel López Obrador podría dar para escribir unas crónicas similares a las de Salvador Novo, pero enfocadas particularmente al quehacer cultural. Podrían llamarse ‘‘La vida intelectual en Mexico durante el periodo presidencial de Andrés Manuel López Obrador’’.

Primero, porque parte considerable de los expertos que se incorporaron a los medios fallaron en sus predicciones, o las ocultaron muy bien. Segundo: porque un conjunto importante de ese sector formó parte de la guerra sucia contra el candidato de Morena (muchos repitieron que México podría convertirse en Venezuela y López Obrador en un Nicolás Maduro) y tercero: porque las cosas que cambiarían con una nueva forma de hacer política, al parecer podría cambiar las reglas del juego del mundo intelectual en cuanto a becas, empleos y publicaciones.

Si nadie podrá ganar más que López Obrador en el sector público, posiblemente algunos intelectuales pueden estar preocupados y si se planea reducir el gasto en publicidad por parte del gobierno federal, quizá algunas publicaciones con un reducido número de lectores y una buena dotación de publicidad oficial podrían entrar en crisis.

Por los pronto tres intelectuales ya tocan algunos de estos asuntos de manera pública: Juan Villoro, Heriberto Yépez y Tryno Maldonado.

Villoro a manera de cuento critica con una buena dosis de humor negro a un joven escritor que aspira a formar parte del mundo intelectual, obtener una beca y mantener una voz crítica frente al status quo mientras sobrevive como creativo de una agencia de publicidad.

Yépez encuentra en el personaje inventado por Villoro una burla injusta contra los jóvenes escritores, y Tryno Maldonado comparte su visión del intelectual en nuestros días.

En el siglo XIX los intelectuales liberales criticaron en la plaza pública las injusticias de Porfirio Díaz. Ireneo Paz padeció cárcel y persecución. Don Andrés Quintana Roo fue secretario de Morelos y también presidente perpetuo de la Academia de Letrán, quizá la más productiva Academia que hemos tenido y cuyos miembros (los hermanos Lacunza, Guillermo Prieto, Ignacio Manuel Altamirano e Ignacio Ramírez, entre otros) no cobraron un céntimo por formar parte de ese selecto grupo.

Debemos a esa Academia una tesis que se adelantó al nacimiento del filósofo que anunció la muerte de Dios. Antes que Nietzsche naciera Ignacio Ramírez, El Nigromante, leyó su tesis revolucionaria de una línea: ‘‘dios no existe, los seres de la naturaleza se sostienen sobre sí mismos’’.

Posteriormente la vida intelectual ha discutido en la plaza pública el cómo alfabetizar, al país: José Vasconcelos, Pellicer, Diego Rivera, José Clemente Orozco, Siqueiros, Jaime Torres Bodet fueron intelectuales de acción y reflexión en ese rubro.

También las formas de gobierno han sido tema de la discusión en la plaza pública por parte de los intelectuales. El socialismo de la desaparecida Unión Soviética, Cuba, el movimiento estudiantil de 1968, el golpe en Chile contra Salvador Allende, la revolución sandinista y un largo etcétera que incluyó el financiamiento de encuentros intelectuales con recursos públicos.

Los nuevos vientos democráticos seguramente pondrán en el ambiente cultural e intelectual nuevos temas.