Domingo 22 de julio de 2018, p. 2
El cuerpo de un niño, ataviado con un pectoral de madera, cascabeles de cobre y caracoles, fue enterrado a finales del siglo XV al pie del Templo Mayor en la gran Tenochtitlán. La ofrenda al dios Huitzilopochtli fue descubierta por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). El encuentro de los restos humanos del niño brinda nuevas luces sobre la relación con la divinidad solar.
La más reciente se ha identificado como la Ofrenda 176. Desde 2017 el equipo de arqueólogos ha excavado, limpiado y registrado meticulosamente los huesos humanos y objetos que los acompañan. Una labor de cirujano, en la que utilizan instrumentos finos de dentista, pequeños brochuelos y herramientas especiales para remover centímetro a centímetro la tierra que cubrió los huesos y ornamentos. La exploración de 50 centímetros de profundidad, les ha tomado medio año.
Fue localizada bajo el piso de la plaza oeste al pie de las escalinatas de la sexta etapa constructiva del Templo Mayor, fechadas para el gobierno de Ahuítzotl (1486-1502), y entre el edificio circular donde eran depositados loa restos funerarios de gobernantes, conocido como Cuauhxicalco.