La escritora libanesa, faro de la condición de la mujer en el mundo, participa en el encuentro Di/Verso
No somos la mayoría, pero existimos, expresó la también activista en charla con La Jornada.Foto Secretaría de Cultura CDMX/Milton Martínez
Domingo 22 de julio de 2018, p. 2
Más que feminista, soy una humanista radical, define a La Jornada Joumana Haddad, la escritora, poeta y activista libanesa que se ha erigido en importante faro dentro del debate de la condición femenina en el mundo árabe.
También periodista, guionista y dramaturga, hablante de siete idiomas (además de que estudia ahora portugués) y madre de dos hijos, esta mujer, de belleza e inteligencia fulgurantes, se encuentra por cuarta ocasión en nuestro país.
Es una de las figuras internacionales invitadas a la tercera versión de Di/Verso: Encuentro de poemas de la Ciudad de México, en cuya inauguración participó el pasado viernes y en el que hoy tendrá su última aparición en una charla pública con el escritor Alberto Ruy Sánchez, en el Museo de la Ciudad, a las 17 horas.
Nacida en Beirut en 1970, Joumana Haddad cuenta que haber nacido en una familia conservadora más que limitarla, contribuyó a erigirla en quien es hoy día, al lograr su afirmación personal rebelándose de los valores que le querían imponer.
Aunque en cierto momento ya de madurez he podido ganar a mis seres queridos a mi causa, y eso es también un triunfo para mí, porque a veces uno siente que puede influir a los más jóvenes, pero no a los mayores, porque éstos tienen ya sus ideas sobre el mundo, sus dogmas
, dice.
Además de haber concluido su primera novela y trabajar en un guión para su segunda película, Joumana Haddad espera el fallo de la Corte Institucional de Beirut a la impugnación que interpuso contra el presunto fraude cometido en su contra en las elecciones de mayo de su país, donde contendió por uno de los 128 escaños del Parlamento.
Hacer una carrera productiva y exitosa en una cultura tan restrictiva para el sexo femenino como la árabe es motivo de orgullo para ella y aclara que su caso no es excepcional, pues existen muchas otras mujeres consolidadas en diversos ámbitos.
No somos la mayoría, pero existimos y nuestro número es creciente. En nuestras sociedades la mirada del otro tiene un peso muy grande. Como mujer, para hacer lo que se quiere y avanzar, una debe liberarse del peso de la sociedad, esa presión de las costumbres de cómo debe ser la mujer y hasta con qué debe soñar
, explica.
Cada una debe buscar su camino y atreverse a caminarlo. Para mí ha sido muy simple porque tengo un carácter muy independiente y no me afecta la controversia.
Opresión y frustración en cualquier lugar del mundo
Apunta que en una sociedad tan patriarcal como la libanesa, y en general la de los países de Medio Oriente, la dinámica de opresión contra la mujer comienza a cambiar y considero que esto es algo de lo que deben dar cuenta también los medios de comunicación, no sólo de los aspectos negativos.
La opresión y la frustración existen en todos los lugares del mundo, incluso en México. No estoy haciendo parangones, pero tenemos que saber que la lucha es importante en todo el mundo. No es una lucha que se limite a la mujer, sino es por la dignidad del ser humano, del ser vivo. Y esa es mi lucha principal: lograr esa dignidad para todos.
–¿Está usted lejos de un un feminismo radical, entonces?
–Soy una humanista radical, porque en la dignidad no puedo hacer concesiones. Sí pienso que mujeres y hombres deben tener salarios, oportunidades y derechos iguales. Si eso es ser radical, lo soy, pero pienso que eso es justicia, simplemente.
“Mi lucha está orientada más contra el sistema, hacia lo patriarcal, lo racista, lo clasista, todo este establishment en el que sólo uno por ciento de un país controla las capacidades de una nación. Esa es una injusticia increíble.”
Parte fundamental de la lucha de Joumana Haddad ha sido desde la escritura, en particular desde la poesía; sostiene que ésta es una expresión que ayuda no sólo a otros, sino a quien la produce.
Para concluir la charla, enfatiza que nunca ha tenido que pagar algún precio por su forma de pensar y de actuar, aunque reconoce que sus elecciones han tenido repercusiones.
He recibido amenazas porque he rotó tabúes de mi comunidad o sociedad, pero no temo por mí, aunque sí por mis hijos; no es que tenga un valor excepcional, pero si tengo que morir por esto, pues vale la pena. No quiero ser intimidada ni dejar de ser lo que soy sólo por gente cobarde que no soporta a personas que piensan diferente.