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El director fundador de La Jornada presentó su poemario acompañado por amigos de todo el tiempo
Con las coreografías Vértigo, La creación, y el estreno en México de White Darkness, la presentación de la primera bailarina del Staatsballet de Berlín, Elisa Carrillo Cabrera, en el Palacio de Bellas Artes, fue inolvidable.
Desde el título, Prins, la novela más reciente de César Aira, encierra un misterio, no faltan el humor, el ingenio y una mirada irónica hacia el mundo. El narrador argentino forja la historia sobre un viaje sorprendente, descabellado y delirante, lleno de laberintos subterráneos y puertas secretas que podría ser elementos de ‘‘un legendario y terrorífico edificio gótico inacabado’’. Con autorización de Penguin Random House Grupo Editorial, La Jornada ofrece a sus lectores a modo de adelanto un fragmento de esta obra disponible en librerías
Pasé sin más al aspecto práctico de la cuestión. ¿Dónde procurarme el opio? Tenía sobrados motivos para creer que no lo vendían en los kioscos. Las autoridades llevaban adelante enérgicas campañas contra la comercialización de las sustancias que ellos mismos habían puesto fuera de la ley. Se había entablado una feroz competencia en la materia, seguramente por motivos electorales, presupuestarios, de prestigio, y en general demagógicos. Todos querían ser los más implacables y lucirse ante una opinión pública a la que no dejaban de azuzar con el temor a los estados alterados de la conciencia. Participaban en esta carrera las agencias internacionales, las nacionales, provinciales, municipales, concejos comunales, comisiones vecinales, y así siguiendo hasta casi llegar al individuo. Las agencias mayores decían disponer de más recursos, más alcance territorial, más personal; las menores afirmaban que trabajando sobre poblaciones reducidas las podían vigilar más de cerca. Puesta en los términos más simples, la alternativa puede plantearse así: ¿quién ejerce con más eficacia el poder, el que lo hace sobre muchos o el que lo hace sobre pocos? Es indudable que quien preside la vida de un millón de hombres no podrá evitar las fugas, las rebeldías secretas ocultas en la gran cantidad. Mientras que el que tiene a un solo hombre bajo su férula podrá mantener sobre él la vigilancia más estricta.