Sábado 14 de julio de 2018, p. 21
Managua
Mercados, bancos, tiendas, gasolineras y escuelas de Nicaragua cerraron ayer en apoyo del segundo paro nacional de 24 horas, convocado por la opositora Alianza Nacional por la Justicia y la Democracia, para presionar la salida del presidente Daniel Ortega por sumergir el país en una violenta crisis que ha dejado más de 300 muertos desde el 17 de abril.
En esta capital y algunas de las principales ciudades del país, como León y Granada, se observaron calles y avenidas vacías en respaldo a la oposición, pero también por temor a robos y saqueos. La suspensión de labores en colegios, supermercados, centros turísticos y en la mayoría de empresas privadas –donde las actividades son obligatorias– también marcaron la jornada.
Sólo las gasolineras estatales Petronic estuvieron abiertas y el servicio de transporte público funcionó. Hubo recorridos de vigilancia de la policía en las calles.
De acuerdo con miembros de la alianza, que concentra a grupos de la sociedad civil, el paro cumplió con 90 por ciento de su objetivo, aunque medios oficialistas reportaron normalidad en algunas zonas de comercio. Mercado Oriental, con unos 20 mil negocios, está a oscuras y prácticamente cerrado.
El paro, segundo tras el del 14 de junio, se realiza un día después de una gran marcha en Managua y manifestaciones en otras urbes que dejaron saldo de cuatro policías y un civil muertos.
Fuerzas del gobierno nicaragüense atacaron a tiros a estudiantes en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), en el suroeste de Managua, donde se mantienen atrincherados en protesta contra el presidente, reportaron opositores y organizaciones de derechos humanos.
Por favor, ayúdennos
, Quedamos solos
, se escucha en videos que circulan en las redes sociales, en los que se oyen disparos y se ve a muchachos agachados detrás de las trincheras.
Horas después la policía reportó el arresto del líder campesino opositor Medardo Mairena, en el aeropuerto internacional Sandino, cuando se disponía a viajar hacia Estados Unidos por una visita de trabajo, por ser terrorista
y dirigir los tranques (retenes) de protesta en las carreteras del país.
Las autoridades también lo acusaron de la muerte de cuatro policías y un manifestante tras un ataque a un cuartel ocurrido el jueves pasado en la localidad de Morrito, sur del país.
Para contrarrestar el paro y los ataques, Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, realizaron una caravana, con milies de sus simpatizantes desde Managua hasta la sureña ciudad de Masaya, para conmemorar el histórico repliegue
, gesta que libró el Frente Sandinista de Liberación Nacional previa al triunfo de la insurrección que derrocó a Anastasio Somoza en 1979.
Durante el recorrido la pareja fue vitoreada por ciudadanos pro gubernamentales. Camiones y autos que seguían la caravana ondearon banderas sandinistas.
Al llegar a la urbe, el mandatario instó en un mitin a sus opositores a deponer la violencia
y buscar la unidad para restablecer la paz en el país. Tenemos que recuperar la paz que teníamos (y) avanzar en el proceso de recuperar la reconciliación
, dijo frente a la sede de la policía local, rodeado por un fuerte dispositivo de seguridad, que incluía decenas de antimotines y paramilitares encapuchados.
Dijo que el veneno del odio desató los demonios en estos días de abril y estalló la violencia más irracional que podamos imaginar
. Pese a la presencia del mandatario en la ciudad se reportó la muerte de dos personas por ataques de presuntos grupos armados pro gubernamentales en los barrios San Miguel y Colegio El Pilar.
En Washington, siete países de la Organización de Estados Americanos, entre ellos Estados Unidos, presentaron un proyecto de resolución que exhorta al gobierno de Ortega a fortalecer las instituciones y apoyar elecciones anticipadas.