Sábado 14 de julio de 2018, p. 7
Días de incertidumbre y tensión sufrió el maratonista Daniel Vargas por desconocer si su prueba se realizaría en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, la cual fue aceptada de última hora y sintió una gran alegría, porque ahora irá “con más coraje y bríos por la medalla dorada” a Barranquilla.
El guanajuatense afina los últimos detalles en el gimnasio en su natal León para estar en la línea de salida el 3 de agosto, una ilusión que volvió a sentir de nuevo con el apoyo de su entrenador y familia, porque pasó días en el que sentía desfallecer y el cuerpo le dolía sin saber si competía o no.
La prueba de 42.195 kilómetros tiene un significado especial para Daniel, porque representa cuatro años de trabajo y también “una revancha contra el cubano y el guatemalteco en un terreno neutral”, pues los dos se quedaron con las medallas de oro y plata en Veracruz 2014 y él terminó con el bronce. Tan solo este año, el maratonista cuidó su integridad física para evitar lesiones y no corrió la prueba de largo aliento, salvo el selectivo en diciembre pasado en Mexicali, donde ganó el certamen y su lugar a la cita colombiana.
“El maratón no es nada fácil y no se compara con ninguna otra prueba. Es mucho kilometraje, desgaste físico y fuerza mental”, señala el ganador del Premio Rarámuri en 2017 y con doble experiencia olímpica.
Comenta que cuando se enteró que se disputaría el maratón y se oficializó el pasado lunes entre las 14 pruebas aceptadas por la Organización Deportiva Centroamericana y del Caribe sintió “un gran alivio”, después de pasar “semanas pesadas de entrenamiento por la incertidumbre”, pero afortunadamente, resalta Vargas, “inscribieron a un salvadoreño y se cumplió con los cinco países”.
La verdad, prosigue el maratonista, “nunca desistimos. Son mis Juegos y yo esperé estos cuatros años. Estamos al 110 por ciento y nada más quiero un buen día”.