Con ahorros de $50 mil millones y aumento de 8% al presupuesto se alcanzará la inversión de 6% del PIB
Alcocer Varela, investigador emérito del Instituto Nacional de Ciencias Médicas Nutrición Salvador Zubirán, propone un sistema único con acceso igual para todos, ampliar la capacidad real de atención, fortalecer los servicios de primer contacto e iniciar el cambio legal de las condiciones de los trabajadores
Martes 10 de julio de 2018, p. 6
La salud no se privatiza. Seguirá bajo la rectoría del Estado y con un mecanismo que garantice a todos el acceso a la atención clínica y medicamentos como los tiene la seguridad social. Para lograrlo, se contará con 50 mil millones de pesos que dejarán de gastarse en duplicidades de la estructura administrativa de la Secretaría de Salud (Ssa), así como en la corrupción que aún impera en compras y contrataciones.
Así es como Jorge Alcocer Varela –propuesto como secretario de Salud por el virtual ganador de la elección presidencial, Andrés Manuel López Obrador– visualiza al sistema nacional de salud a partir del 1º de diciembre. Dice que no se aplicarán recortes presupuestales al sector y, por el contrario, cada año los recursos aumentarán 8 por ciento.
El médico internista y reumatólogo, investigador emérito del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, recibió a La Jornada en su domicilio y señaló que antes de una nueva reforma del sector habrá que poner los cimientos para que no quede en un parche más, y añadió que el Seguro Popular se reorganizará, porque no ha funcionado.
Con la confianza y el respaldo de López Obrador, a quien conoce hace más de 20 años, Alcocer anticipa que las evaluaciones del sector se harán con base en resultados, no con números, que fueron inventados por Dios para contar las tonterías de los hombres
.
–¿Cuáles son los alcances del nuevo proyecto de salud?
–No hay duda de los logros de la biomedicina, pero en los pasados 40 años se dejaron de atender los determinantes sociales de la enfermedad, principalmente la pobreza, y los médicos se enfocaron en la medicina curativa y lucrativa.
Es inaceptable que aún 35 mujeres de cada 100 mil mueran por embarazo o parto y por causas previsibles. Además, el aumento en la esperanza de vida se está revirtiendo en jóvenes que fallecen a consecuencia de la violencia y los problemas sociales. En eso y la prevención de las enfermedades nos vamos a enfocar.
–De prevención se habla mucho, pero pasa muy poco...
–Es que no se le ha dado el enfoque y la enfermedad es una complejidad, (pues) intervienen una gama de factores y sectores. Está en manos de todos la atención de la salud: desde asegurar la existencia de vías de comunicación y transporte entre las comunidades y los hospitales hasta aumentar la oferta de éstos y de clínicas. Tenemos el plan de construir 500 centros de salud, 64 hospitales generales y más de 30 de especialidad.
Habrá un nuevo modelo de atención primaria en salud integral (APS-I), cuya base estará en equipos de 10 a 14 profesionales de la salud y miembros de las comunidades que irán con las familias para atender a los enfermos y realizar acciones de prevención y detección de padecimientos en el resto de sus integrantes. Esto ha tenido éxito en Canadá e Inglaterra.
Atender el nivel primario
Se incluirá a los participantes del programa Jóvenes Construyendo el Futuro, también propuesta del próximo gobierno. El objetivo es crear conciencia sobre la importancia del cuidado de la salud, porque hoy no nos ocupamos de ella hasta que la perdemos y en el nivel comunitario –el primero–, se pueden resolver 80 por ciento de las enfermedades. Iniciaremos en Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Puebla y Veracruz, donde se impulsará el desarrollo agrícola y el consumo de los alimentos originarios en cada región.
–Hay lugares donde la atención médica se resuelve con brigadas de salud…
–Las zonas que siempre han estado rezagadas. Eso va a cambiar, lo mismo que la forma de evaluar. Aquí contarán lo resultados, no los números, porque éstos los inventó Dios para poder contar las tonterías de los hombres
. Y los resultados se verán en los niños que conocerán sus derechos, la forma de cuidar su salud y las razones por las que no deben comer productos chatarra.
–¿Y los enfermos?
–Los vamos a curar con un servicio fortalecido, (pues) se han perdido la calidad y el humanismo. Hay centros de salud y hospitales que no funcionan, algunos desde los sismos del año pasado y otros (57) que se construyeron, pero están cerrados o subutilizados en Oaxaca y el estado de México.
Se impulsará, como en India, la producción nacional de medicamentos biotecnológicos y la investigación en inmunología, que es el futuro de la ciencia médica. En el país hay alrededor de 60 mil expertos en esas áreas, cuyas capacidades están desaprovechadas.
–Todo eso cuesta y en el sector ha habido constantes recortes del presupuesto.
–Con nosotros la salud no va a aceptar recortes. Actualmente se invierte 2.9 por ciento del producto interno bruto (PIB) en el sector, cuando la Organización Mundial de la Salud recomienda que sea de 6 por ciento y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, de 8.
El cambio será evitar que 8 por ciento de los recursos se vayan, como ahora, en la corrupción que permea contratos y compras. Se terminará el derroche por plazas duplicadas, que representan 25 por ciento de la estructura actual, mientras en el área clínica hacen falta médicos y enfermeras.
La suma de los ahorros ascenderá a 50 mil millones de pesos y con el aumento anual de 8 por ciento en el presupuesto nos acercaremos a la inversión de 6 por ciento del PIB.
El Seguro Popular no ha dado resultados
–¿Cambiará el Seguro Popular?
–Se va a transformar paulatinamente en el programa de servicios médicos y medicamentos gratuitos, al mismo nivel de la seguridad social. Como está no ha dado resultado. Las personas siguen pagando por los servicios que están fuera del catálogo y alrededor de 20 por ciento de la población carece de atención, lo que va contra el derecho constitucional a la protección de la salud. Aunque se han hecho ajustes, la corrupción sigue.
–¿Implica dar marcha atrás en la descentralización de los servicios?
–Habrá mayor integración con los estados y la reorganización del Fondo contra Gastos Catastróficos sin afectar la cobertura actual de enfermedades de alto costo. El dinero llegará a los servicios de salud, ya no a los gobernadores ni a las secretarías de finanzas, con mecanismos regionales de control y vigilancia, en las que también participarán los usuarios.
–¿Está prevista una nueva reforma del sector salud?
–Es una recomendación internacional. Para que no sea sólo un parche, primero hay que poner los cimientos: un sistema único con acceso igual para todos, ampliar la capacidad real de atención, fortalecer los servicios de primer contacto e iniciar el cambio legal de las condiciones de los trabajadores que hoy impiden cualquier posibilidad de integración. Unos son del apartado A y otros del B. Eso implica negociar con los sindicatos y con el Congreso.
–De manera constante se menciona el riesgo de la privatización de los servicios de salud…
–Eso no pasará y tampoco habrá injerencia de la iniciativa privada en las políticas públicas. En todo caso que los hospitales particulares se sumen a la oferta del sector público y los médicos tengan empleo y un buen salario.
–Estar al frente de la Secretaría de Salud es un reto grande para un médico, que también debe ser político y administrador: ¿usted cómo se siente?
–Hace 20 años vi que era importante estar cerca de la toma de decisiones y en algún momento pensé que podía hacerlo, pero nunca busqué un puesto. Recibí el Premio Nacional de Ciencias, que tampoco busqué, y con los números no tengo experiencia. En casa eso lo hace mi esposa (la investigadora Margarita Castillejos), pero tengo la seguridad de mis principios y tampoco voy a resolver yo solo todo. Es como en el ajedrez: no hay una pieza clave, única, lo que vale es la estrategia. Y yo pensé: si pudo Pepe Narro, ¿yo por qué no?