ás allá del impacto mediático de un incremento arancelario, el reciente inicio de la ya denominada guerra comercial desatada por el presidente Trump contra sus principales socios comerciales, tiene diversos efectos colaterales así como ganadores y perdedores no necesariamente identificados con los fines que se pretendían alcanzar con el medio propuesto (subida de aranceles).
Es innegable reconocer que en procesos industriales globalizados, es cada vez menos la manufactura aislada de bienes, por lo que una mercancía cruza varias veces las fronteras antes de convertirse en producto terminado (en la industria automotriz se estima que un vehículo lo hace al menos 8 ocasiones), situación que hace inviable –comercialmente hablando- una simplista solución de incremento de aranceles, puesto que sobregravar una etapa de producción inicial, implica ir aumentando progresivamente el costo del producto final.
Parecería que el país que incrementa aranceles obtendrá ganancias por ello, situación discutible cuando se beneficia de la manufactura de bienes en los países a los que le incrementó el impuesto. Al final, serán los consumidores de ese país, los que acaben cubriendo un mayor precio por las mercancías. No obstante, su productor también resentirá el incremento de aranceles al vender menos productos, resultado de su aumento de precio y nuevamente será (siguiendo el ejemplo de la industria automotriz) la gran empresa trasnacional del país que incrementó el arancel, quien obtenga menores rendimientos de su filial en el país que fue afectado con la subida de impuestos, puesto que éste disminuyó sus ventas y por tanto, sus ingresos, demostrándose que un incremento arancelario a los mismos productos que el vecino del norte subió no parece solucionar el problema, soslayándose que el libre comercio aumenta el nivel de producción y los ingresos económicos, en tanto que con su restricción, disminuye la producción económica y los ingresos.
La estrategia de nuestro país (que ya utilizó como respuesta al incumplimiento del TLCAN por parte del gobierno americano para abrir la frontera al autotransporte de carga, situación que se resolvió de manera favorable para que nuestros vehículos pudieran cruzar satisfactoriamente al lado americano e incrementar su potencial exportador), de imponer aranceles a una lista específica de productos norteamericanos, trajo como resultado la apertura fronteriza. Nuevamente se repite dicha represalia afectando a diversos productos estadounidenses más allá del acero y aluminio, durante el tiempo en que esté vigente la medida aplicada contra México.