Intenta revivir época dorada
Avanza a cuartos luego de ganar por la mínima diferencia
Miércoles 4 de julio de 2018, p. 3
San Petersburgo
Una Suecia aplicada y contundente dio un nuevo paso en Rusia 2018 al avanzar ayer a los cuartos de final del Mundial luego de vencer 1-0 a Suiza, en un partido en el que evidenció su fortaleza física y mental para aspirar al título del certamen.
Un afortunado gol de Emil Forsberg al minuto 66 fue suficiente para decidir el pase de Suecia, que logró el tercer lugar en Estados Unidos 1994 y desde entonces sólo ha participado en dos Copas del Mundo, Corea-Japón 2002 y Alemania 2006, donde cayó en ambas en octavos de final a pesar de contar con enormes jugadores como Zlatan Ibrahimovic, Henrik Larsson o Fredrik Ljungberg.
Ahora, en la presente edición de la Copa, sin ninguna estrella de primer nivel, el conjunto escandinavo vuelve a soñar con la grandeza que alcanzó en su época dorada en las décadas de los años 30 (cuarto en Francia 1938) y los 50 (tercero en Brasil 1950 y segundo en Suecia 1958).
Suiza, por su parte, continúa con su maldición en los partidos de eliminación directa en Mundiales, donde nunca ha logrado salir victoriosa cuando el formato es de una fase de grupos y cruces posteriores. Sólo consiguió avanzar una ronda en Italia 1934 y Francia 1938, cuando el torneo se disputaba a partidos decisivos desde el inicio.
En la primera parte, como en todo el partido, se mostró un gran despliegue físico. Si bien faltó calidad técnica, ambas selecciones hicieron honor a las virtudes que lucieron antes para llegar a las eliminatorias: valentía, arrojo e intensidad.
Hubo oportunidades principalmente para Suecia y la primera fue para Marcus Berg, quien remató fuera cuando tenía todo en favor. Después lo intentó Albil Ekdal, con idéntico destino. Sería de nuevo Berg quien probaría al minuto 28 las cualidades del portero suizo Yann Sommer, espléndido para sacar un balón lleno de peligro.
No fue hasta el último tramo del primer tiempo cuando Suiza enseñó sus garras, con un disparo de Blerim Dzemaili que se fue lejos.
Suecia respondió casi de inmediato con una ocasión de Ekdal que malogró cuando ya se gritaba el gol en la grada. Pese a las diversas oportunidades, ambos equipos se marcharon al descanso con las manos vacías.
El segundo episodio inició bajo idénticas premisas, siempre con Suecia más cerca del gol por su capacidad para llegar con más jugadores al área contraria. Sólo le faltaba la efectividad, y ésta llegó al minuto 66.
Fue entonces cuando Forsberg trazó una diagonal hacia la frontal del área y su potente disparo salió muy centrado, pero con la fortuna de que tocó en el defensa suizo Manuel Akanji para sorprender a Sommer cuando éste se disponía a apresar la pelota. Un tanto para la gloria.
A pesar de la fortuna de su gol, Suecia encontró el premio que merecía. Y tuvo una gran virtud: no encerrarse atrás para proteger la mínima y valiosa ventaja. Siguió dificultando la salida de balón de Suiza, que nunca encontró la forma de llegar con cierta claridad al área enemiga.
Los suizos tuvieron su mejor ocasión en un saque de esquina, con un remate de Breel Embolo que sacó Forsberg bajo palos. Eran los mejores momentos de la selección helvética. No obstante, no tuvo la suficiente destreza para crear más ocasiones.
Suecia acabó celebrando un acontecimiento histórico, un pase que lo sitúa donde no pensaba siquiera hace tres semanas: entre las ocho mejores selecciones del mundo.