Después de un duelo insípido, caen en penales
Lunes 2 de julio de 2018, p. 2
Hay quienes mueren de pie, peleando hasta el último respiro y hay quienes mueren de nada, tal como le pasó a España, un equipo que fue eliminado del Mundial al caer en penales 4-3 (global 5-4) ante el anfitrión Rusia, un rival considerado de media categoría. La Roja fue insulsa en la cancha, tenía las mejores armas, pero jamás arriesgó y lo pagó caro con una estrepitosa derrota.
Rusia rompió los pronósticos y vive una fiesta futbolística que ni ellos imaginaban, llegaron a los cuartos de final y esperan continuar con la proeza cuando enfrenten el sábado a Croacia.
Entre mil toques al balón, los españoles no pudieron concretar una jugada de peligro y llevaron a la afición al tedio. El estilo de La Roja no tuvo alma ni chispa, aunque tuvieron el control les faltó creatividad para encender el juego. Incluso en la definición de penales los venció el nerviosismo y otra vez cayeron ante un anfitrión mundialista.
España tomó ventaja con un gol en puerta propia de Sergey Ignashevich (12), mientras que Rusia apenas y tocó el balón pero cumplió con anotar goles. Artem Dzyuba (41) niveló los cartones con un tiro de pena máxima y en la tanda de penales los rusos acertaron en cuatro disparos para echar a La Roja del Mundial.
Mientras el arquero ruso Igor Akinfeev fue el héroe al imponerse como una muralla, los españoles sufrieron la agonía. En medio de una rechifla de la afición local, Koke fue el primero en fallar desde los once pasos y en el cuarto disparo Iago Aspas mandó un tiro que el guardameta alcanzó a desviar con un pie.
Una fiesta estalló en el estadio Luzhniki, con cánticos y el llanto de la alegría celebraban una hazaña inesperada, habían eliminado a un campeón del mundo y sentían que ahora podían levantar el título.
La incredulidad y tristeza embargaba a los españoles, se negaban a creer que un equipo de menor nivel futbolístico los había vencido. Andrés Iniesta salió de la cancha absorto en sus pensamientos, Sergio Ramos se cubría el rostro para esconder las lágrimas del fracaso.
La eliminación de España, en un inicio candidata al título, fue sorpresiva, pero ante Rusia no hicieron nada para evitarla. El duelo fue apagado, La Roja intentó atacar con el ya conocido estilo tiqui-taca
, el mismo que los llevó a ser campeones hace ocho años y ahora los dejó en el abismo.
Los españoles dominaron el juego en el medio campo, con pases cortos entre ellos mismos, el problema fue que no armaron las jugadas para llegar a la punta, no atacaron. Los rusos tuvieron una estrategia más sencilla: ceder la posesión, una defensa fuerte y apelar al contragolpe, así como jugadas a balón detenido.
Sergey Ignashevich regaló un gol a los españoles. En un tiro libre, el defensa ruso jaloneó a Sergio Ramos y de manera fortuita, el balón pegó en su pierna y después entró a la redes. La euforia invadió a La Roja y sus seguidores, celebraban un gol que consideraban previsible.
El conjunto español se confió, se durmió en la cancha y dejó que la apatía controlara el juego. Gerard Piqué cometió una mano y el árbitro Bjorn Kuipers marcó penal para los de casa. Artem Dzyuba venció al arquero David de Gea con un disparo al palo izquierdo y la afición rusa desató una verbena.
Los rusos sentían que lograban una proeza, llevar a España hasta la prórroga era un regalo.
Un duelo que había sido insufrible se fue al alargue y hasta la segunda parte hubo emociones. Rusia se convirtió en el primer país en utilizar un cuarto cambio cuando ingresó al minuto 97 a Yuryevich Erokhin por Daler Kuziaev, mientras que España recurrió a Rodrigo por Marco Ascensio.
La polémica llegó en el tramo final, cuando los zagueros rusos jalonearon a Ramos y Piqué en un tiro libre. Desesperados, los españoles pidieron penal, el silbante revisó la jugada con el VAR, pero no marcó la falta y sentenció la tanda de penaltis.