Miércoles 27 de junio de 2018, p. 38
De persistir el hábito nocivo de tirar basura en las playas, para 2050 habrá más toneladas de plásticos que peces en los océanos, dijo Ana Carolina Ruiz Fernández, investigadora de la Unidad Mazatlán del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El llamado gran parche de basura del Pacífico
alcanza 79 mil toneladas de plásticos flotando en 1.6 millones de kilómetros cuadrados, 27 veces la extensión de Sinaloa, especificó.
Botellas de agua potable, contenedores de alimentos y otros empaques proliferan en playas y mares de México y otros países, en especial después de temporadas vacacionales. Su mala gestión provoca que cada año vayan al océano entre 5 y 13 millones de toneladas. Las fracciones nano (partículas menores a cien micras) ya se están insertando en las células de los peces, así que esa basura que arrojamos al mar la vamos a comer de regreso
, remarcó.
Desarrollan proyecto
Para revertir esta tendencia, supervisar mares de América Latina y el Caribe y hacer un diagnóstico de los daños, se desarrolla un proyecto internacional auspiciado por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que ha unido esfuerzos de 16 países de la región para diseñar alternativas.
En el país, Mazatlán es el sitio elegido. La bahía de ese puerto y el estero de Urías serán las zonas de estudio. Este esfuerzo lo promueve el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, pero el OIEA tiene el mandato de Naciones Unidas para el uso pacífico de la energía nuclear. Muchas cosas en el medio marino se miden mediante la radiactividad, por eso este proyecto aplica varias metodologías y procesos basados en esa energía
, abundó.
Un eje es el desarrollo de capacidades para la vigilancia monitoreo de microplásticos en el ambiente costero, a partir de la formación de profesionales en técnicas de recolección y muestras ambientales y su interpretación. Los datos originados por la UNAM y el OIEA, derivados del análisis de la arena de playas de Mazatlán y de los sedimentos del estero de Urías, en sinergia con la Operadora y Administradora de Playas de Mazatlán, serán una contribución relevante para el cambio de actitud y más cuidado de nuestras playas, concluyó Ruiz Fernández.