Martes 19 de junio de 2018, p. 33
La violación de derechos de las trabajadoras del hogar continúa pese a las acciones realizadas. Marcela Azuela, titular de la organización Hogar Justo Hogar, señaló que el control de los contratantes es excesivo, sobre todo en las empleadas de tiempo completo.
Trabajar en un hogar permite que los empleadores se metan en sus vidas. Saben a qué hora sale y entra a la casa, qué comió, cuándo se siente mal, con quién habló por teléfono e incluso se meten a su habitación sin admitir que esto sea faltarle al respeto, ¿dónde queda la privacidad?
Asimismo, se intenta regular la vida de las empleadas del hogar, a quienes incluso se quiere ver asexuadas para que no vayan a ser deseadas por el empleador
. No pueden vestirse o maquillarse como quieren.
Marcela Azuela resaltó que han surgido grupos en redes sociales integrados por empleadoras para difundir comentarios sobre sus trabajadoras. Cuando ya no están contentas con ellas suben el motivo por el que las despidieron y recomendaciones para que no las contraten
.
Estas experiencias también son parte de los relatos y la investigación que realizó Séverine Durin, del Conacyt, y que publica en el libro Yo trabajo en casa: Trabajo del hogar de planta, género y etnicidad en Monterrey.
En la presentación de la obra, Marcelina Bautista, titular del Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar (CACEH) dijo que, desde su experiencia, al momento de que las trabajadoras exigen sus derechos los empleadores se molestan
al grado de exponer en redes sociales a una empleada para que no sea contratada nuevamente, lo cual es un delito
.
Alexandra Haas Paciuc, presidenta del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, destacó que en el estudio se pueden reconocer tres niveles de discriminación: el de los prejuicios y estigmas, el de la violación reiterada de derechos fundamentales y la violencia que puede poner en riesgo la integridad de las trabajadoras del hogar.
Séverine Durin señaló que los casos de vulneración a los derechos de las empleadas domésticas plasmados en su libro, enfocado en Monterrey, son un retrato de la situación mexicana
. Resaltó que en ese estado 80 por ciento de las empleadas son indígenas.