Del ya merito
al sí se pudo
Con plan ofensivo y disciplina táctica vencieron a los actuales campeones
Lunes 18 de junio de 2018, p. 2
De generación en generación se transmitió el desconsuelo, del ya merito
al sí se puede
, aunque ya se sabía que no se podía. De una década a otra: de sufrir goleadas en los años 70 a caer en los penales en los 80 y la eliminación en el cuarto partido durante los años 90 del siglo pasado. Todo cambió este domingo, ocurrió lo que pocos daban crédito no sólo en México, sino en el mundo entero.
El Tri derrotó 1-0 a la campeona Alemania y durante una hora fue superior sin sombra de duda, a pesar incluso de los minutos angustiantes de la parte final. Y un solo gol, del joven más prometedor del equipo, Hirving Chucky Lozano, quien en su debut lavó tantas décadas de decepciones mundialistas.
En las calles de Moscú y, en su reflejo magnificado, de la Ciudad de México, los aficionados celebraron de inmediato como si se tratara del campeonato. Porque lo de este domingo era un inicio sólo soñado en silencio y que pocos se atrevían a pronunciar con sinceridad. Así que ahora había que gritarlo: ¡Sí se pudo!
La apuesta del entrenador colombiano Juan Carlos Osorio, vilipendiado por la afición mexicana, resultó agresiva desde el principio. Hasta cierto modo insolente, al contar con debutantes mundialistas que tenían que sobreponerse a los nervios de novato.
Desde el inicio dejaron claras las condiciones de enfrentar a Alemania, esa que tiene trofeos hasta por estornudar, con nombres que de sólo escucharlos producen miedo. Al ataque Lozano y Miguel Layún por los costados, para dar una velocidad de contragolpe impensable antes de ayer. Carlos Vela en el papel de mariscal, con intuición casi sobrenatural para adivinar dónde podía abrirse un espacio y hacia qué lugar llegaría un compañero. En la punta, Javier Chicharito Hernández, algo errático para moverse con la pelota, pero fue crucial para desprenderse de ella a la hora del gol. La media cancha estaba solvente e inspirada con Héctor Herrera y el recuperado Andrés Guardado. Atrás, todos bien concentrados en la zaga con disciplina táctica.
Osados desde el inicio
Ni un minuto se había cumplido y el Tri salió a desafiar el área rival. Vela jugaba de puntitas, como en una coreografía, y filtró a Chucky, quien hizo un recorte y disparó para que un defensa desviara. Nadie esperaba un arranque de tanta insolencia ante esa máquina que acumula tanto historia como goles. Lo hicieron como para infundirse valor y restar seguridad a los alemanes con esa nómina que incluye a Jeróme Boateng, Mats Hummels y a Manuel Neuer en la portería. Algo pasaba, porque esa línea de fama inquebrantable todavía ni se reponía de la primera llegada y ya estaba enfrascada en un caos donde no encontraba la pelota.
Lo que sobrevino fue un juego vertiginoso, en el que el Tri demostró templanza para moverse con la pelota y que pronto quebró los nervios de los rivales.
Aún así, Alemania siempre es fiel a sí misma, y con sólo tres minutos de juego Timo Werner puso a prueba a Guillermo Ochoa, quien fue clave en la victoria, con atajadas del balón que estaban destinadas a la red.
El ambiente en el estadio Luzhniki se incendió con la presencia de aficionados mexicanos contagiados por el espíritu de su escuadra. La desesperanza se diluía conforme avanzaban los minutos y se veía a un equipo que desbordaba endiablado, con Layún y Lozano dejando atrás a unos desencajados alemanes. Sin embargo, faltaba lo principal, y probaron con tiros lejanos, pero que servían para probar puntería.
El técnico Joachim Löw apostaba por su artillería: Werner, Müller, Özil o Draxler, apellidos que evocan contundencia frente al arco. Por eso, algo los desconcertó. No encontraban cómo frenar a un equipo que en el contragolpe parecía a esas alturas insuperable y tan peligroso.
Layún medía la portería, aunque se le iban los tiros. Hasta que lograron la jugada que todo un país soñó por tanto tiempo.
Vela contactó a Chicharito, quien había estado un tanto extraviado, pero frente a la defensa no arriesgó: oteó a la izquierda la llegada de Lozano y le entregó el balón. Chucky se atrevió a recortar a Mesut Özil para disparar y vencer a Neuer. Era el gol que tardó décadas en llegar.
El segundo tiempo fue predecible: Alemania reclamaba lo que consideraba suyo. Y por momentos parecía que lo conseguía.
Vela estaba en esplendor y dio un pase impagable a Guardado, quien llegó tarde y con un ligero tropezón para desperdiciar el que pudo ser el segundo tanto mexicano. Osorio hizo cambios y el enigma estaba por resolverse. Salió Vela y lo relevó Edson Álvarez; se fue Chucky y entró Raúl Jiménez. También dejó la cancha Guardado y entonces ocurrió un cambio simbólico con la entrada de Rafael Márquez a cumplir con su quinto Mundial.
La última media hora fue una película vertiginosa, un suplicio que hacía revivir imágenes de una historia que se repite, esa del ya merito
y el sí se podía
. Los mexicanos exigían escuchar el sonido dulce del silbatazo final. Y se escuchó. Por una vez, México tuvo su revancha con la historia mundialista.