Barones apanicados
Chantaje e inversión
Misma gata revolcada
uro que te dale, los barones del Consejo Mexicano de Negocios no quitan el dedo del renglón y han echado a caminar su aparato propagandístico para inducir el voto ciudadano. Y como parte del ejercicio, los empresarios se escalonan para aparentar –si es que alguien cae en la trampa– que son simples
pronunciamientos individuales
dirigidos a los trabajadores de sus respectivos consorcios y, según dicen, en ejercicio de la libertad de expresión
.
En los hechos es la misma estrategia que los barones utilizaron en 2006 y 2012, pero revolcada. En aquellos años con elección presidencial tales pronunciamientos
se dieron de forma corporativa, por medio del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), que utilizó el mismo pretexto de la libertad de expresión
para alimentar el voto del miedo en contra de Andrés Manuel López Obrador, ante el riesgo de cambiar de rumbo
porque apostarle a algo distinto implicaría retroceso
.
A petición
del entonces Instituto Federal Electoral, el CCE retiró aquella descarada propaganda… apenas ocho horas antes de que, por ley, concluyeran las campañas con miras al 2 de julio de 2006, y lo hizo con el único fin de evitar que el panorama electoral pudiera enturbiarse
, según expresó José Luis Barraza, la cabeza visible de dicho organismo empresarial. Por cierto, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación calificó de ilegal dicha propaganda, aunque lo hizo dos años después de los comicios de 2006, es decir, ya instalado el tal Jelipe en Los Pinos.
Ahora, ante la creciente posibilidad de que el candidato con apodo de pez ocupe la Presidencia de la República, de nueva cuenta los barones se descaran y lanzan, de uno en uno, los dardos envenenados, pero sin resultado alguno, de acuerdo con las encuestas. Emberrinchados e histéricos, por la pasarela han desfilado José Antonio Fernández Carbajal (conocido como El Diablo, de Femsa, el principal embotellador de Coca-Cola en México); Héctor Hernández Pons Torres (del Grupo Herdez y sus jugosos contratos gubernamentales), José Ramón Elizondo (Vasconia, una fábrica, dicho sea de paso, empresa originalmente cacerolera), el tóxico Germán Larrea (Grupo México) y, ayer, el también tóxico Alberto Bailléres (Grupo Bal). La lista no acaba allí, pero lo cierto es que resulta tan íntimo ejercicio
que lo difunden en la prensa y en los medios electrónicos de comunicación.
Descaradamente, un barón tras otro ha dicho exactamente lo mismo, y todos, casualmente, han dirigido una carta a sus respectivos empleados para convencerlos
de que voten con inteligencia
–léase en contra de López Obrador– porque México corre el riesgo de regresar al populismo
. Como se nota, la creatividad es lo suyo. En 2006, lo mismo hizo el dueño de los almacenes Coppel a favor de Felipe Calderón (y a cambio el empresario recibió un banco, entre otras cosas).
No ha funcionado la sobada estrategia de los barones, y las encuestas lo confirman. Por ello, nada raro será que pongan en acción su también desgastado plan B
, es decir, chantajear con el retiro masivo de inversiones ante la victoria de quien consideran el chamuco. ¿En serio harán maletas y cancelarán inversiones?
Un ejemplo de lo anterior es el siguiente (retomo parte de lo publicado el 27 de octubre de 2013 en México SA): ningún empresario medianamente inteligente estaría dispuesto a sacrificar sus cuantiosas utilidades ante eventuales cambios –así sean mínimos– en los privilegios fiscales que el gran capital ha gozado durante largos años. Ninguno, salvo Germán Larrea –aunque sólo sea en la retórica– dueño de Grupo México, el zar del cobre, quien de nueva cuenta amenaza con dejar de invertir en el país si el Congreso aprueba el cobro de un nuevo derecho (7.5 por ciento) a la extracción minera, previsto en el paquete económico para 2014.
La airada reacción de Larrea (el tercer empresario más rico de México, con una fortuna de 16 mil 700 millones de dólares, de acuerdo con Forbes) se hizo pública al mismo tiempo que su empresa presumía utilidades netas por casi 6 mil millones de pesos en tan sólo tres meses (el tercer trimestre de 2013, 40 por ciento más que en igual periodo de 2012) y ventas totales superiores a 30 mil millones en igual lapso.
¿Qué empresario con esas abultadas ganancias amenazaría con dejar de invertir en el país y, llegado el caso, abandonar los jugosos negocios que el propio gobierno mexicano le ha procurado con los bienes de la nación? Germán Larrea, quien en el transcurso de los dos gobiernos panistas incrementó sus utilidades netas en más de 2 mil por ciento, hasta acumular 14 mil millones de dólares, y multiplicó su fortuna personal por 17, de acuerdo con Forbes, al pasar de mil millones en 2001 a 16 mil 700 millones de billetes verdes en 2012, algo que ni de lejos hubiera logrado de cumplir sus no pocas amenazas.
Pero como no tiene llenadera, de nueva cuenta recurre a su práctica de chantajear a propios y extraños, en el entendido de que ese truco siempre le ha dejado pingües beneficios, especialmente con las débiles autoridades gubernamentales que todo le han concedido. Por ejemplo, Germán Larrea (amante de los caballos de pura sangre y enemigo de la prole) se quedó con prácticamente todo de la ex paraestatal Ferrocarriles Nacionales de México (por cortesía de Zedillo), participa activamente en la generación de energía eléctrica y en la industria petrolera (gracias a Fox y Calderón, y ahora Peña Nieto), anuncia que se convertirá en uno de los principales proveedores nacionales de servicios de perforación petrolera (reforma
energética de por medio) y se ha quedado con aeropuertos otrora del Estado, entre otros enjuagues. Y quiere más.
Pero su gran negocio es la ex paraestatal Compañía Minera de Cananea, después Minera de Cananea y hoy (tras reventar la huelga y arrasar con los trabajadores, con el apoyo de la policía federal) denominada simplemente Buenavista del Cobre (la misma que contaminó medio estado de Sonora). Hasta allí la referencia, sin olvidar que sólo en la última empresa citada, Larrea cuenta con reservas superiores a 70 millones de toneladas de cobre.
Entonces, ¿en serio harán maletas y dejarán el país? Pues en algunos casos se agradecería.
Las rebanadas del pastel
Por cierto, el presidente de la Coparmex, Gustavo de Hoyos, se animó a respaldar
públicamente la solvencia empresarial y la responsabilidad social de Grupo México y su presidente Germán Larrea
. ¡Claro!, como las demostradas en Pasta de Conchos. Sí, cómo no… Dolaritos a 20.13 pesos en Bancomer, 20.15 en Banamex y 20.28 en CI Banco.
Twitter: @cafevega