Camus en la escuela
l talento es un atributo más común de lo que se cree. Tristemente no todos los niños tienen oportunidad de vivir en un ambiente que estimule sus capacidades.
Si el novelista, ensayista y filósofo francés Albert Camus fue uno de los grandes autores del siglo XX y reconocido en 1957 con el Premio Nobel fue en parte gracias a uno de sus maestros. Louis Germain estimuló a su alumno Camus para que ingresara a la secundaria; lo ayudó a preparar su examen de ingreso y convenció a su abuela –que quería meterlo a aprender un oficio—para que le dejara seguir estudiando.
Camus nació en Argelia en 1913, en el seno de una familia humilde de colonos franceses. Su madre era casi sordomuda y a su padre prácticamente no lo conoció, pues murió en la Primera Guerra Mundial.
Camus nunca olvidó a su profesor. Pasados los años, le dedicó el discurso con que agradeció el Premio Nobel y además le escribió una carta de puño y letra para agradecerle su apoyo y sus enseñanzas.
La carta decía: Querido señor Germain: He esperado a que se apague un poco el ruido que me ha rodeado todos estos días antes de hablarle de todo corazón. He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, la mano afectuosa que tendió al pobre niñito que era yo, sin su enseñanza y ejemplo no hubiese sucedido nada de esto. No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo. / Pero ofrece al menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y le aseguro que sus esfuerzos, trabajo y corazón generoso que usted puso continúan siempre vivos en uno de sus pequeños discípulos que, a pesar de los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido. / Le mando un abrazo de todo corazón / Albert Camus
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Han de existir muchos casos que, quizá no tan conocidos como el de Camus, de maestros que no dejan que sus alumnos pasen de largo por su clase y desperdicien sus talentos.
Por eso es tan importante fortalecer la educación pública, apoyar la libertad y la creatividad de los maestros y lograr que ningún niño se quede sin escuela.
La evaluación de los maestros debiera dar más importancia a sus capacidades afectivas que al manejo de información libresca. Una legítima reforma educativa debe enfocarse en primer lugar en que ningún niño se quedé sin escuela y en fomentar el humanismo de los maestros y la alegría de los niños por el aprendizaje. Con eso.