Los cañonazos sirvieron de aviso a la conmemoración, que culminó en gran comilona
Domingo 6 de mayo de 2018, p. 27
El sordo tronido de los cañonazos marcó el comienzo de la Batalla de Puebla entre el ejército francés y los zacapoaxtlas, ambos bandos personificados por habitantes de las colonias Peñón de los Baños y Pensador Mexicano, de la delegación Venustiano Carranza, que durante su enfrentamiento invadieron vialidades y complicaron el acceso a la Terminal 1 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Alrededor de 700 policías de la Secretaría de Seguridad Pública capitalina resguardaron la representación de la gesta histórica que año tras año, desde 1930, realizan los habitantes del nororiente de la ciudad. Desde las 11 de mañana hasta cerca de la 13 horas, los efectivos resguardaron las inmediaciones de la terminal aérea Benito Juárez.
La escenificación de la batalla duró alrededor de 12 horas. Los organizadores empezaron con el tradicional recorrido por el pueblo del Peñón de los Baños. Más tarde, en la cima del cerro, comenzó la batalla entre zacapoaxtlas, comandados por el general Ignacio Zaragoza, y el ejército francés.
Familias completas se caracterizaron como indígenas, pocos querían pertenecer a las filas invasoras. Rechazaron integrarse al bando perdedor, pero su principal motivación para participar es el amor a la patria
.
Desde un día antes, todo está listo en el pueblo. Las calles se adornan con símbolos patrios, los colores verde, blanco y rojo invaden todos los rincones. Cada hogar del Peñón de los Baños, donde ondeaban banderas mexicanas, representó un refugio de donde salían zacapoaxtlas y nacas –mujeres indígenas–, que se incorporaban a las fuerzas nacionales.
La mayoría de las nacas eran hombres vestidos de mujer que formaron parte del ambiente de lucha. Al frente, con pistola y sable al cinto, iba el general Ignacio Zaragoza; del otro lado, de color azul marino y con carabinas, llegaron los franceses, que fueron abucheados.
La lucha armada, mediante la cual los europeos intentaron apoderarse del territorio mexicano, y los zacapoaxtlas resistieron en defensa de la patria, duró poco más de una hora. Durante ese tiempo las detonaciones de pólvora hicieron retumbar la tierra, entre enormes polvaderas se hizo evidente la falta de armamento de los indígenas; sin embargo, éstos resultaron vencedores.
El festejo de la victoria duró varias horas. En las viviendas se organizaron comilonas: mole, carnitas, asados, frijoles y arroz. No podían faltar las bebidas tradicionales como pulque y cervezas.
Las autoridades de la delegación Venustiano Carranza reportaron saldo blanco y la presencia de algunos candidatos.