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Fue investido con el doctorado honoris causa de la UAM, su alma mater

Defender la memoria es un acto de poesía y justicia, postula el escritor Juan Villoro
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Juan Villoro en la Rectoría General de la Universidad Autónoma MetropolitanaFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Viernes 4 de mayo de 2018, p. 4

Defender la memoria es un acto de poesía y justicia, dijo el escritor y periodista Juan Villoro al recibir el doctorado honoris causa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en una ceremonia efectuada en la Rectoría General de esa institución, en la que el autor de Conferencia sobre la lluvia estudió la carrera de sociología. La memoria, ya lo sabemos, es rebelde.

Juan Villoro (Ciudad de México, 1956) tituló su discurso De memoria: el camino al origen, en el que se refirió al movimiento estudiantil de 1968 y la matanza de Tlatelolco, así como su paso, y el de su padre, el filósofo Luis Villoro, por la recién fundada UAM, que este año conmemora su aniversario 44.

El 2 de octubre no fue olvidado

Juan Antonio Villoro Ruiz es el primer egresado de la UAM en recibir el honoris causa y el primero también en ser miembro de El Colegio Nacional.

Hace 50 años, dijo, los muros de la ciudad de México se cubrían de publicidad para celebrar la decimonovena Olimpiada, pero a partir de julio otro acontecimiento se hizo cargo de las calles: el movimiento estudiantil que protestaba contra los abusos del poder autoritario. A la distancia, sorprenden los mesurados ejes de esa lucha: respeto a la Constitución, liberación de presos políticos y diálogo público con el presidente. La causa democratizadora del 68 desembocó en la masacre de Tlatelolco, perpetrada por un gobierno incapaz de escuchar las voces de los maestros y los estudiantes. En las calles de la ciudad, la paloma blanca que promovía los Juegos Olímpicos apareció teñida de sangre.

Los líderes del movimiento fueron encarcelados y el gobierno y la prensa apostaron por el silencio. “Pero el 2 de octubre no sería olvidado. La construcción de la memoria colectiva comenzó con La noche de Tlatelolco”, libro de Elena Poniatowska, Premio Cervantes, en el que uno de los dirigentes encarcelados, Eduardo Valle, profetizó que la siguiente generación de estudiantes, los que ha-bían visto las manifestaciones desde las banquetas, era la que estaba cargada de futuro.

“El país recién salido de la atrocidad de Tlatelolco parecía disponerse a asumir un rostro diferente. La injusticia, la impunidad y la corrupción eran signos comunes, pero había una razonable confianza en el cambio. Hoy, en el México de Ayotzinapa y la Casa Blanca, recordamos con nostalgia ese pasado lleno de futuro.”

Lema con significado especial

La UAM, prosiguió Villoro, se fundó amparada en un lema que alude a los favores de la memoria y las ilusiones del porvenir: Casa abierta al tiempo. Esa universidad, añadió, surgió en años que no estaban libres de quebrantos, pero que permitían una compensación ilusoria. Entonces las expectativas eran superiores a la realidad; nos sentíamos autorizados a vivir en función de ideales que encarnarían otro tiempo.

Casa abierta al tiempo adquiere un significado especial en la época de la posteridad, donde los poderosos apuestan por la distorsión de los hechos y la exoneración del olvido, pero el solo hecho de recordar algo es un gesto poético, dijo.

Este doctorado honoris causa es un reconocimiento al quehacer de Villoro en la cultura nacional, su obra literaria y su importancia en la reflexión sobre el acontecer nacional e internacional, dijeron el rector general de la UAM, Eduardo Peñalosa, y la profesora e investigadora Mónica Bernal, quien junto con otros profesores presentó la postulación de Villoro a ese reconocimiento, la cual recibió el voto unánime del Colegio Académico el pasado 28 de febrero.

El rector general de la UAM advirtió que a 43 meses de Ayotzinapa, y la tragedia de los tres alumnos de cine en Guadalajara, la universidad también se ha expresado públicamente al respecto. Los jóvenes están en una condición de cierto desamparo y es importante entablar una lucha y trabajar por ellos y en ese aspecto la universidad se convierte en el espacio posible para que eso ocurra.