Argumenta que la medida es para evitar que la violencia se propague a todo el país
También se hará cargo de las prisiones
La disposición, vigente hasta finales de diciembre
Sábado 17 de febrero de 2018, p. 25
Brasilia.
El presidente derechista de Brasil, Michel Temer, decretó ayer la intervención federal en la seguridad de Río de Janeiro, decisión histórica desde la restauración de la democracia, en 1985, confiando al ejército el manejo de la lucha contra el crimen en este estado desbordado por la violencia.
Temer ordenó el uso de las fuerzas armadas contra la delincuencia en esta ciudad para evitar que esa metástasis se propague por todo el país, que amenaza la tranquilidad de nuestro pueblo
. La intervención federal en el área de seguridad en Río de Janeiro es una medida que, de acuerdo con el mandatario, se justifica por el descontrol en el segundo estado más rico de Brasil.
No podemos aceptar pasivamente la muerte de inocentes. Es intolerable estar enterrando padres, madres, trabajadores, policías, jóvenes y niños, viendo barrios enteros sitiados, escuelas bajo la mira de fusiles y avenidas transformadas en trincheras
, acusó el mandatario.
El decreto, que se aplicará hasta finales de diciembre, cuando Temer concluirá su presidencia, prevé que el ejército comandará a los distintos cuerpos policiales y asumirá el control total de las operaciones de seguridad y las prisiones.
En un plazo de 10 días, el Congreso deberá ratificar el decreto, firmado en Brasilia. También se anunció que el mando de todas las tropas será el general Walter Souza Braga Neto, actual comandante de la región militar del Este, quien fue coordinador de operaciones durante los juegos olímpicos de 2016.
La grave crisis de violencia se agravó en Río por la virtual bancarrota del Estado, que paga con meses de atraso los salarios de funcionarios y policías. Sólo en 2017 hubo más de 18 homicidios intencionales por día en ese estado, de acuerdo con cifras del oficial Instituto de Seguridad Pública.
Otros detonantes de la intervención del ejército fueron los virulentos brotes de violencia del reciente carnaval, cuando se multiplicaron los asaltos a mano armada y las agresiones. El gobernador de Río de Janeiro, Luiz Fernando Pezao, admitió que las cosas se le habían ido de las manos. No estábamos preparados
, aseveró.