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Mil 400 millones de hectáreas se destinan a producir comida que no se consume

El despilfarro de alimentos genera casi la mitad de la escasez de agua, dice la FAO
 
Periódico La Jornada
Sábado 20 de enero de 2018, p. 31

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que 28 por ciento de la superficie agrícola del mundo –mil 400 millones de hectáreas– se destinan anualmente para producir alimentos que se desperdician o se pierden.

En un análisis sobre la huella del despilfarro en comida, advierte que 40 por ciento de los habitantes del planeta sufre escasez hídrica, la cual se ha acentuado en América Latina y el Caribe, donde el sector agrícola emplea 70 por ciento del agua disponible.

La organización, que convocará a partir del 23 de enero próximo en Santiago, Chile, al seminario regional Huella de Carbono e Hídrica del Consumo de Alimentos en América Latina y el Caribe, destaca que revisar el patrón de producción de la agricultura implica también integrar los recursos naturales y su explotación al modelo de desarrollo económico.

Por eso la agricultura se enfrenta al reto de incrementar sustancialmente la producción de alimentos, pero también de hacerlo de una forma sustentable que disminuya la huella hídrica y de carbono.

Al encuentro acudirán representantes del sector privado y comercial en alimentos para analizar si se ha avanzado en una producción más sustentable y cómo establecer parámetros para alcanzar este objetivo.

La FAO ha advertido sobre el costo ambiental del actual sistema de producción de alimentos en el mundo. Agrega que hay 900 millones de personas que sufren hambre, pero mil millones están sobrealimentadas. De continuar las actuales pautas de cosecha y consumo, será necesario que la producción mundial de alimentos se incremente en 60 por ciento para satisfacer las necesidades alimentarias de la población en 2050.

Además, explica que los alimentos que se pierden después de la cosecha, más los que se desperdician a lo largo de la cadena de distribución y consumo, dan origen a un doble impacto ambiental adverso que se traduce en una presión indebida sobre los recursos naturales y los servicios ecosistémicos que ocasiona contaminación por efecto de los descartes alimentarios.

Más de un tercio de los alimentos que se producen actualmente, señala, no son consumidos, es decir, unas mil 300 millones de toneladas al año, aproximadamente. Los cereales, la fruta y la carne son los productos que más contribuyen a la huella de agua en el despilfarro de comida, mientras que la carne y la leche ocupan la mayor extensión de tierra para su producción.

A ellos se suma que la baja eficiencia de la producción de alimentos en el mundo sea una causa central de la deforestación de una superficie de 9.7 millones de hectáreas anuales que se dedican al cultivo de especies vegetales alimentarias, superficie que representa, afirma la FAO, 74 por ciento del total que se deforesta anualmente.

El desperdicio de alimentos, destaca, contribuye a la expansión agrícola hacia zonas silvestres y al aumento de la pesca, que sobrexplota indebidamente los hábitats forestales y marítimos y se traduce en pérdida de especies silvestres, incluidos mamíferos, aves, peces y anfibios.