ada vez son más numerosos los neoyorquinos que ruedan a la sombra de los rascacielos, señal de los esfuerzos de la primera ciudad estadunidense por impulsar una actividad hasta ahora rezagada.

Durante largo tiempo, esta metrópoli de 8.5 millones de habitantes, dotada de la más densa red de transporte público de Estados Unidos, se había limitado a observar de lejos la expansión de la bici en las capitales europeas.

Sin embargo, desde 2013, con el lanzamiento de la red de bicicletas de uso libre Citi Bike, la capital financiera estadunidense busca ponerse al día.

La gente se da cuenta de que no podemos seguir creciendo y construir más calles y añadir más autos, no hay espacio. Es necesario desarrollarse de manera económica y ambientalmente durable, afirma Rich Conroy, de la asociación Bike New York, dedicada a la seguridad de los ciclistas.

Un sondeo del departamento de Transporte muestra el camino recorrido: en 2017, unos 778 mil neoyorquinos usaban la bicicleta, 250 mil personas más que cinco años atrás. Citi Bike confirma que aumentaron sus usuarios a 245 mil a finales de septiembre, contra 200 mil un año anterior.

Al aprovechar los 450 kilómetros de ciclovías construidas en los pasados cinco años, unos 86 mil neoyorquinos adoptaron la bicicleta como primer medio de transporte. Pero más allá del entusiasmo de los ciclistas, muchos destacan los riesgos que corren, ya que pedalear de un barrio a otro es una aventura, con 18 aficionados muertos y cerca de 5 mil heridos en 2016.

Bike New York da cursos gratuitos y enseña las señales más seguras. Pero en un país habituado a privilegiar el automóvil, es la educación de los choferes la que debe mejorar sensiblemente.

Afp