Arrasan zonas rurales en Hong Kong
a sencilla choza de Ko Oi-sum, en una aldea en los confines de Hong Kong, está rodeada de unos árboles que su madre sembró en otro tiempo y cuyas hojas dan un té muy benéfico para la salud. Ahora, todo podría ser arrasado.
Las grúas amenazan esta localidad rural de casas modestas y calles estrechas, donde gatos y perros viven en libertad. El gobierno de la isla, antigua colonia británica que en 1997 pasó a formar parte de China, avisó a sus habitantes que podrían ser desahuciados en 2018. El objetivo: crear 4 mil viviendas sociales.
La falta de viviendas con rentas accesibles en los barrios urbanos de Hong Kong ha llevado al gobierno a querer edificar en las zonas menos pobladas. Si bien a la isla se le conoce por sus rascacielos modernos, también cuenta con una jungla, parques y pueblos rurales. Los detractores del proyecto acusan al ejecutivo de la isla de favorecer a los promotores privados y a las poderosas élites rurales en detrimento del interés público. El gobierno, por su parte, considera que la reubicación es inevitable
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Para la madre de Ko, el aviso de expulsión fue un shock, asegura su hija. Un mes después de recibir esa noticia padeció un infarto cerebral y falleció un año más tarde. Mi madre no estaba emocionalmente preparada. No quería vivir en una vivienda social o un rascacielos. Su corazón estaba aquí
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El sistema de los kuk-Wang Chau, donde vive Ko, se constituye de tres pueblos que albergan un centenar de hogares, así como luciérnagas y especies endémicas de ranas. Los habitantes aseguran que no han sido consultados sobre el proyecto de viviendas sociales.
Por todas partes se encuentran carteles de protesta contra las inmobiliarias y la corrupción. Llorando, los habitantes de Wang Chau han suplicado a los diputados que salven su casa.
Afp