Tras los sismos del pasado 7 y 19 de septiembre, las autoridades cometieron diversas fallas al proporcionar ayuda a los damnificados en Puebla y Morelos, entre ellas no hacer un censo detallado de las personas que necesitaban auxilio y no tener una visión de largo plazo que pueda ayudar a reducir en el futuro su ­vulnerabilidad.

Así lo afirmó Alejandra D’Hy­ver, coordinadora de acción hu­manitaria de la organización Oxfam México, quien señaló que los daños causados por temblores y otras catástrofes no pueden ser considerados naturales, ya que en muchas ocasiones son resultado de actos de negligencia y falta de prevención.

Tras presentar un informe sobre las falencias de la ayuda gubernamental en el estado de Oaxaca, el colectivo dio a conocer las conclusiones de las que pudo identificar también en los estados de Morelos y Puebla, luego de permanecer durante una semana en municipios de ambas entidades.

Entre los hallazgos de Oxfam, indicó la especialista, se encuentra el que al no haber un trabajo de coordinación entre los diferentes niveles de gobierno, ni tampoco entre las autoridades, el sector privado y las organizaciones civiles, en algunos lugares hubo duplicidad de esfuerzos para socorrer a los damnificados, al mismo tiempo que en otros sitios la ayuda era insuficiente.

Por otra parte, los censos de la población afectada por los terremotos no incluían datos desagregados por sexo y edad de las víctimas, y esto es un problema, porque si no sabemos cuáles son sus necesidades específicas, no se pueden diseñar respuestas que tengan el impacto que queremos, y eso hace que la ayuda no sea imparcial.

A locatarios del edificio ubicado en Génova 33, colonia Juárez, se les permitió ayer sacar de sus negocios algunas pertenenciasFoto Roberto García Ortiz

Como consecuencia de lo anterior, fueron las mujeres quienes quedaron en una situación de mayor vulnerabilidad, pues asumieron una carga de trabajo excesiva en las tareas de auxilio de los damnificados –sobre todo por el cuidado de niños, enfermos y adultos mayores–, pero también por sus propias actividades económicas cotidianas.

D’Hyver resaltó que los daños por los sismos están relacionados directamente con las vulnerabilidades estructurales que ya existían desde antes de los sismos, y que no pueden considerarse naturales, puesto que afectan en mayor medida a quienes sufren de condiciones de desigualdad económica y, por tanto, carecen de oportunidades que otros sí tienen.

Además de lo anterior, no existe ni en el gobierno ni entre las personas una adecuada cultura de prevención. Se habla mucho de avances de protección civil en los últimos 30 años, y aunque sí los ha habido, hacen referencia a la capacidad de responder rápidamente ante un desastre, pero no a evitar que suceda.