Revela que tienen canales abierto de diálogo entre las 2 naciones
Domingo 1º de octubre de 2017, p. 30
Pekín.
El gobierno de Corea del Norte no muestra ningún indicio de interés
en conversar con Estados Unidos, indicó ayer Heather Nauert, vocera del Departamento de Estado estadunidense, pese a que Washington abrió canales de comunicación
con Pyongyang sobre su desnuclearización.
A pesar de la garantía de que Estados Unidos no está interesado en promover el colapso del actual gobierno, pretender un cambio de régimen, acelerar la reunificación de la península o movilizar fuerzas al norte de la zona desmilitarizada en la frontera entre las dos Coreas, los oficiales norcoreanos no han mostrado ningún indicio de interés o de estar dispuestos a conversaciones
, especificó en un comunicado.
Horas antes, el secretario de Estado, Rex Tillerson, de visita en Pekín, indicó que altos responsables estadunidenses están en contacto con Norcorea para reducir tensiones, días después de que se produjera una escalada verbal de amenazas entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un.
Tenemos líneas de comunicación con Pyongyang, no estamos en una situación totalmente negra, tenemos dos, tres canales abiertos
, detalló ante periodistas, y sentenció: Preguntamos: ¿Les interesaría dialogar?
.
Tillerson se reunió con el presidente chino, Xi Jinping, para planear el viaje que Trump realizará al país asiático en noviembre, donde abordará las tensiones provocadas por Corea del Norte como tema clave de la agenda.
Estoy convencido de que su visita será especial, maravillosa y exitosa
, elogió Xi en el Gran Salón del Pueblo. Tillerson también sostuvo conversaciones con su par chino, Wang Yi, y el consejero de Estado, Yang Jiechi, para hablar sobre el conflicto por el programa nuclear y balístico.
Durante las reuniones, la agencia de propaganda de norcoreana publicó una nueva oleada de insultos contra el mandatario estadunidense, al que califica de viejo psicópata
en una misión suicida para provocar un desastre nuclear que reducirá a Estados Unidos a un océano de llamas
.
Esta retórica se da tras la sexta y mayor prueba nuclear, el 3 de septiembre, la amenaza de lanzamiento de una bomba de hidrógeno a través del Pacífico y el disparo misiles intercontinentales que sobrevolaron Japón.