El sábado anterior la tierra retumbó otra vez y generó miedo e incertidumbre
Refugios comunitarios son abastecidos por la solidaridad entre vecinos; ‘‘ahora somos familia’’
Parques, unidades deportivas, salones de fiestas, autolavados o banquetas, los nuevos domicilios
Sólo en esta ciudad del Istmo existen 50 mil damnificados; ‘‘de la alcaldesa no sabemos nada’’
Lunes 25 de septiembre de 2017, p. 4
Juchitán, Oax.
La fuerte sacudida de magnitud 6.4 del sábado pasado generó nuevamente incertidumbre y temor entre las familias del Istmo, región severamente afectada por el sismo del 7 de septiembre, por lo que ahora las calles les sirven para vivir y allí montaron sus refugios comunitarios.
Los pobladores se instalaron en calles y banquetas donde ante la emergencia que vive el Istmo de Tehuantepec no hay clases sociales. Todos, sin excepción, han privilegiado la seguridad de su familia afuera de sus viviendas, muchas de ellas dañadas.
Además de la serie de sismos menores registrados en la región, los ciudadanos que ahora pernoctan en las calles también enfrentan a la lluvia y la falta de apoyo de sus autoridades, que tampoco se han acercado para ofrecer alimentos, lonas o lámparas.
La solidaridad proviene de los vecinos de este municipio o demarcaciones cercanas que no tuvieron perjuicios graves; cocinan en fogones y ofrecen alimentos de casa en casa o de calle en calle.
Los parques, unidades deportivas, salones de fiestas y autolavados sirven como refugios y la sociedad civil es la que abastece de víveres a las mujeres que se organizan para preparar los alimentos.
La gente ya no espera la ayuda oficial; se organizó sola con el apoyo de los residentes. En la calle preparan comida para todos y entre ellos se dan ánimos, mientras comen platican del sismo y de la incertidumbre que viven.
Martha Campos Landeros, de la primera sección de Juchitán, narra que su casa de concreto quedó agrietada y para no arriesgar a su familia, junto con su vecina Bertha López, montaron un refugio en el Monumento a los Héroes del 5 de Septiembre. Ahí ‘‘tenemos un hogar’’ desde el sábado, cuando la tierra retumbó otra vez en esta región.
En el Istmo de Tehuantepec 41 municipios y 25 comunidades de la Sierra Norte tienen daños severos por el temblor del 7 de septiembre de magnitud 8.2. Según datos oficiales, sólo en Juchitán de Zaragoza hay 50 mil damnificados.
Martha, madre de tres hijos, toma con firmeza los mecates y coloca fuertemente una lona para que no se caiga; sus vecinos varones la ayudan, pues junto con Bertha, quien tiene una hija y una nieta, decidieron vivir fuera de su casa por el temor a otro temblor.
‘‘Ayer pasó un funcionario y nos dio dos lonas en plena lluvia. Nos prometió colchonetas, pero ya no regresó; los víveres vienen de otro lugar; de la alcaldesa no sabemos nada desde el 7 de septiembre’’, expresa Martha.
Las dos mujeres se abrazan fuerte; sin ser familia se han unido en solidaridad ante la tragedia que está viviendo el Istmo; saben que algún día pasará todo; mientras, seguirán durmiendo en la calle.
Comerciantes damnificados
El comercio es una de las actividades primordiales del pueblo juchiteco, y a pesar de que el mercado público 5 de Septiembre se colapsó por el sismo del día 7, los vendedores se armaron de valor e instalaron sus mercancías en el parque central Benito Juárez.
Sin orden ni clasificación alguna, los comerciantes oaxaqueños colocaron en mesas frutas, carne, pollo y diversas artesanías. Los hermanos Héctor y Wilbert Regalado Santiago venden frutas; también son damnificados porque perdieron su vivienda, pero trabajan para comer. Otra afectada, Romanita Luis López, oferta carne de res. Los tres llegan a las 6 de la mañana y se retiran a las 19 horas todos los días bajo el sol y la lluvia.
‘‘Llevamos una semana que reactivamos las ventas, pero no hay apoyos; padecemos del sol. Las pocas lonas que tenemos nos dan un poco de sombra, pero no es suficiente, estamos a la deriva’’, refieren.
Héctor explica la necesidad de recibir apoyos para comerciantes, porque la falta de empleo y dinero ocasiona que las familias no compren y por lo consiguiente las ventas son menores. ‘‘Y nosotros también perdimos todo’’.