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En 9 días de llamadas sólo han podido arrestar a algunos adolescentes

Terroristas telefónicos asedian ciudades rusas con falsas amenazas
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 19 de septiembre de 2017, p. 39

Moscú.

Por noveno día consecutivo, Moscú, San Petersburgo y otras de las principales ciudades de Rusia volvieron a ser blanco de lo que los medios locales ya empiezan a llamar terroristas telefónicos, los cuales advierten de amenaza de bomba y provocan momentos de tensión al forzar que miles de personas tengan que ser desalojadas de edificios públicos, aeropuertos, estaciones ferroviarias, hoteles, centros comerciales, cines y otros sitos de gran afluencia.

La pesadilla comenzó el 10 de septiembre, cuando en el transcurso del día la policía de Moscú recibió decenas de denuncias anónimas sobre supuestas bombas, lo cual obligó a las autoridades, como medida preventiva, a desalojar edificios y sacar a la calle a más de 60 mil personas.

A partir de esa fecha, la historia se ha repetido a diario, variando únicamente el número de afectados –llegó a más de 100 mil en una ocasión– y el sitio de los presuntos ataques, hasta ahora todos falsos, salvo el artefacto explosivo que este lunes se encontró en un edificio de Moscú y que se procedió a desactivar.

Como si se tratara de una burla coordinada, las amenazas de bomba han pasado, primero, por concurridos lugares de Moscú para seguir a otras ciudades del país y regresar este lunes a la capital rusa, sembrando el pánico entre las personas que realizaban trámites en varias prefecturas, como se denominan aquí las delegaciones de la alcaldía de la ciudad.

Hasta el momento, la policía ha podido detener sólo a algunos adolescentes que, creyendo de modo irresponsable que era motivo de risa llamar por teléfono para asustar a la gente, se sumaron a la ola de advertencias, cuyo verdadero origen se desconoce por completo.

Lo peor para los servicios secretos rusos, es que no saben cómo parar este torrente de llamadas, mientras sus portavoces sólo alcanzan a sugerir que provienen de otros países, filtrando a la prensa que el ataque de los terroristas telefónicos obedece a motivos políticos y su origen podría estar en el llamado Estado Islámico o en Ucrania occidental.

Al mismo tiempo, ante lo que adquiere rasgos de impotencia rayana en el ridículo, comienza a circular el rumor, acaso difundido por las propias autoridades, de que los desalojos forman parte de simulacros dentro de los preparativos para acoger el Mundial de Futbol de 2018.

Los expertos, sin embargo, ponen en entredicho esta especulación y creen que los autores de las llamadas sólo pretenden demostrar que no sirven para nada los excesivos candados que impuso el Kremlin para mantener bajo control el uso de Internet en Rusia.

Dicen que, en efecto, se puede tener pleno acceso a la correspondencia privada de cualquier persona, pero en cambio poco se puede hacer ante llamadas de IP-telefonía generadas desde una computadora de manera automática y encriptadas a través de varias redes privadas virtuales, que cambian arbitrariamente el país de origen, entre otros recursos que existen para ocultar quién está detrás de la presunta amenaza.