Sigue el repudio al fallo que exoneró a un policía por la muerte de un joven negro en 2011
La alcaldesa culpa de la violencia a un grupo de agitadores
Aún hay tensión en las calles
Martes 19 de septiembre de 2017, p. 38
San Luis.
Más de 120 personas fueron arrestadas la noche del domingo tras las protestas en esta ciudad del sur de Estados Unidos, que terminaron en enfrentamientos entre policías y manifestantes, tras la absolución de un policía blanco que disparó y mató a un hombre negro en 2011.
Este lunes imperó un clima de tensión en San Luis, Misuri, donde cientos de policías antimotines montaron guardia en medio de protestas ocurridas por cuarto día consecutivo en las que decenas de personas marcharon pacíficamente hacia el centro de la ciudad portando carteles del movimiento Black Lives Matter (La vida de los negros importa).
Me place informarles que la ciudad de San Luis está segura y que la policía estuvo en control de la situación
, informó en conferencia de prensa el jefe policial Lawrence O’Toole el domingo por la noche, cuando se realizaron arrestos y se confiscaron armas y drogas, en medio de denuncias de daños a propiedades.
Un juez determinó el viernes pasado que Jason Stockley, un agente de 36 años que dejó el departamento de policía y se mudó a Houston hace tres años, no es culpable de la muerte de Anthony Lamar Smith, presunto traficante de drogas, de 24 años, tras una persecución policial en 2011.
El fallo desencadenó protestas durante el fin de semana.
El domingo cientos de personas marcharon por las calles del centro, del elegante vecindario Central West End y del moderno Delmar Loop, cerca de University City. Los inconformes atravesaron además dos centros comerciales en una zona adinerada del condado de San Luis.
Al caer la noche, la mayoría regresó a su casa, aunque alrededor de un centenar de manifestantes marcharon hacia el centro de San Luis, donde la movilización se tornó violenta. Durante el recorrido, los manifestantes volcaron maceteros, rompieron vidrios de tiendas y hoteles, y retiraron sillas de plástico de un local al aire libre.
La policía antimotines llegó y mantuvo vigilancia en el centro de la ciudad hasta la madrugada. Los agentes utilizaron gas pimienta para arrestar a sospechosos y confiscaron por lo menos cinco armas, además de drogas y máscaras que mostraron en redes sociales.
Los arrestos se realizaron después de que los participantes desobedecieron las órdenes de la policía para dispersarse.
Según las fuerzas del orden, los manifestantes lanzaron botellas a los agentes. Un policía resultó herido y fue trasladado a un hospital.
Posteriormente los policías antimotines se formaron en un bulevar y tras desalojar a quienes protestaban, gritaron: ¡Esta calle nos pertenece!
, el mismo eslogan usado durante la marcha por los manifestantes.
En una rueda de prensa la noche del domingo, la alcaldesa Lyda Krewson dijo que la gran mayoría de los manifestantes no son violentos
, y culpó del problema a un grupo de agitadores
.
San Luis cuenta con una historia de tensiones entre la policía y las comunidades negras. Fue el centro nacional del tema racial en Estados Unidos tras el asesinato, el 9 de agosto de 2014 del joven negro Michael Brown, a manos del agente Darren Wilson, en Ferguson. El incidente llevó al Departamento de Justicia a investigar al departamento de policía de San Luis, donde se descubrió un patrón de violaciones a los derechos humanos, durante el gobierno del ex presidente Barack Obama.