La obra de equívocos se presenta los fines de semana en el teatro Manolo Fábregas
“El alter ego de Albán es una mujer perfecta, glamurosa, picaresca y siempre inalcanzable”, dice el actor sobre su personaje
Lucen en escena vestidos de más de 10 kilos, pelucas y fajas
Domingo 17 de septiembre de 2017, p. 7
Más de dos horas requiere Mario Iván Martínez para transformarse en Zazá, sensual y glamuroso personaje que protagoniza en el musical La jaula de las locas (La Cage aux Folles, título original francés).
Sobre su papel, el actor dice que antes de entrar a su camerino y personificar a un travesti, “el personaje vive más allá de mí; se creó una ficción y Zazá resulta sumamente atractivo, porque es el alter ego de Albán, figura aspiracional. Él es un hombre inseguro, a quien ya se le vienen los años y los kilitos encima; pero Zazá es perfecta, glamurosa, picaresca, y siempre está dentro de una esfera inalcanzable”.
La puesta relata la historia de George y Albán, pareja de homosexuales que administra La jaula de las locas. Un día reciben la visita de Michel, hijo de George, quien les comunica que va a contraer matrimonio con Amanda, la hija del diputado Dindon, hombre ultraconservador y homófobo. Los equívocos y situaciones comprometidas comienzan cuando se hace necesario organizar una reunión para conocer a los futuros familiares.
Más de 600 representaciones
La ingeniosa obra de Jean Poiret, que extiende 10 semanas más su temporada, es el primer montaje que se presenta tras la remodelación de tres años del teatro Manolo Fábregas. El 2 de noviembre cumplirá dos años en cartelera y 600 representaciones.
La jaula de las locas, con música en vivo y 20 actores en escena, es un agasajo visual sobre el escenario y también tras bambalinas.
En backstage, una veintena de actores corre de manera apresurada para maquillarse, colocarse pestañas postizas y pelucas multicolores, las cuales se encuentran en un lugar específico junto al escenario.
Asimismo, están colgados los largos vestidos bordados en lentejuelas y chaquira que utilizan las fabulosas Cachels. Las medias, pantimedias, fajas y bodies que remoldean la figura son imprescindibles en la caracterización. También las estilistas trabajan sin tregua, peinando con espray cada una de las innumerables pelucas.
Zazá o Albán (el mismo personaje en la trama) asegura que durante la obra que no es fácil cargar el vestido que trae puesto, ya que pesa más de 20 kilos, lo cual es casi realidad, porque cada uno es de más de 10 kilos
. Y en algunas escenas, a lo largo del musical Mario Iván Martínez y otros intérpretes deben cambiar el atuendo en menos de 40 segundos.
En camerinos, los actores que dan vida a las Cachels aseguran que la práctica hace al maestro, pues se maquillan con destreza; ya habituados a la transformación utilizan diversos tonos en la base del maquille, la cual toma forma con la aplicación de rubor y el color saturado de las sombras sobre los párpados.
La Jaula de las locas, producción de Juan Torres, cuenta con más 150 vestidos bordados, otros con transparencias y unos más, sexis de múltiples colores; además, tienen más de un centenar de brillantes zapatos. También se observan plumas, adornos para el cabello y pulseras que destacan entre el mobiliario de época, además de los colores rosa y dorado que impregnan el centro nocturno llamado La jaulas de las locas.
Durante el recorrido por las entrañas de la jaula
, guiado por Silviah (divertido personaje que encarna Pablo González) se ven los siete telones que cambian el ambiente y lugar en que se desarrolla la historia. La escenografía es una propuesta de Óscar Acosta; el vestuario, de William Ivey Long, ganador de varios premios Tony en Broadway y el diseñador mexicano Mitzy; el maquillaje y peluquería son de Bernardo Vázquez; la coreografía de Pepe Posada, y la iluminación y dirección de Matías Gorlero.
La jaula de las locas es protagonizada por Mario Iván Martínez, acompañado de Tomás Goros (George) en el papel protagónico; también participan figuras de gran trayectoria, como Maru Dueñas y Moisés Suárez.
Se cuentan también los jóvenes Israel Estrada, Rogelio Suárez, Carlos Pulido y Marilú García Luna, Edén Pintos, así como las Cachels: Dulce Patiño, Tanya Valenzuela, Patty Ibarra, Pablo Rodríguez, Claudio González, Gilberto Recoder, Orvílle Omar Alvarado, Gerardo García y Gerry Pérez.
Antes, la obra abría su telón en el teatro Hidalgo, pero tomó como su segunda casa el Manolo Fábregas, ubicado en Serapio Rendón 15, colonia San Rafael (cerca del Metro San Cosme), con funciones los viernes a las 20:30 horas y sábados a las 17:30 y 20:30 horas.
Alternarán en los papeles de Zazá y George, Rogelio Suárez y Carlos Pulido.