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Ocho horas llevó a pobladores de Nuevo Bajo desalojar agua y lodo

Apenas dormimos, relatan

Tuvimos que hacer boquetes en los muros de las casas

Cada vez que llueve es lo mismo

Pedimos que reparen el drenaje, y nada

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Viviendas de la colonia Santa Elena, en la delegación Magdalena Contreras, se inundaron la noche del martes por la torrencial lluvia. En esta imagen, el morador de una casa muestra los estragos que causó el fenómeno meteorológicoFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Jueves 7 de septiembre de 2017, p. 29

Hasta ayer por la madrugada lograron sacar el agua y el lodo de sus viviendas los habitantes del pueblo Nuevo Bajo, luego de la intensa lluvia que cayó la noche del martes en la delegación Magdalena Contreras, donde las autoridades reportaron tres deslaves de tierra, así como una escuela y varias casas inundadas.

Apenas dormimos. Desde las ocho que comenzó a llover hasta las cuatro no paramos, relató Guadalupe Gómez, vecina de la segunda cerrada de San Rafael, donde los afectados se vieron obligados a hacer boquetes en los muros de sus casas para sacar el líquido.

Con tabiques o láminas en las entradas de sus hogares han tratado de contener, sin éxito, el caudal de agua, que colapsa el drenaje y se estanca en una hondanada hasta llegar al metro de altura.

Detrás de la avenida El Rosal, los vecinos han padecido seis inundaciones desde finales de junio a la fecha. Hay quienes incluso han decidido mudarse al perder todas sus pertenencias. Cada vez que llueve es lo mismo, hemos pedido que arreglen el drenaje; dicen que ya están trabajando, pero seguimos aquí igual, reclamaron.

En el tercer callejón, la señora Beatriz Fernández señaló que una barda se cayó y su casa resultó inundada con la apertura de uno de los boquetes, pero nadie quiere responder por los daños.

En la parte más baja, don Arnulfo Lugo, de 93 años de edad, quedó atrapado en uno de los cuartos de su vivienda de piso de tierra. Cuando quise levantarme de la cama, ya estaba adentro el agua. Me quedé encogido, no podía ni estirar las piernas. Dios me dio licencia de amanecer; eso es lo bueno, relató.

En otra calle, María Palomares contó que personal de la delegación recorrió el sitio para que desalojaran y acudieran a un refugio. ¿A qué nos vamos? Esto era un río, como pudimos mi nuera y yo levantamos lo que pudimos y cuidamos a los niños; mi esposo y mi hijo fueron los que batallaron con el agua.

Empleados de la Secretaría de Desarrollo Social recorrieron la zona afectada, donde entregaron kits de limpieza, polines, láminas y, en algunos casos, colchones, lo que a decir de los afectados resulta insuficiente ante la magnitud de las pérdidas.

Las inundaciones ocasionaron también que la escuela primaria Alfredo E. Uruchurtu suspendiera clases, para realizar labores de limpieza; mientras en la zona alta, en El Ermitaño y El Ocotal, se desalojó a una familia al ubicarse su vivienda en sitio de riesgo.