Madrid.

La primera sesión del Congreso de los Diputados tras el receso de verano se enfocó en la corrupción que afecta al derechista Partido Popular (PP), en el gobierno desde 2011 y que acumula numerosos procesos judiciales por financiamiento ilegal, cobro de comisiones y malversación de recursos públicos. La mayoría de los grupos parlamentarios de oposición señalaron como principal responsable al presidente del gobierno, Mariano Rajoy, a quien exigieron su dimisión.

El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Unidos Podemos (UP) y el Partido Nacionalista Vasco (PNV) finalmente se pusieron de acuerdo para celebrar una sesión dedicada en exclusiva a la corrupción en el PP y a la comparecencia, en calidad de testigo, del mandatario español. La decisión se adoptó con el voto en contra del PP, que es el partido con más escaños, pero sin mayoría absoluta.

Durante su intervención y las dos réplicas que dio al conjunto de los grupos parlamentarios, Rajoy no mencionó la palabra Gürtel, que alude al principal caso de financiamiento ilegal de su partido, ni hizo referencia a Luis Bárcenas, quien fue contador del PP durante dos décadas y es pieza clave de la trama.

El mandatario español respondió que desde que empezó el escándalo ha comparecido 52 veces ante el Parlamento para responder a cuestiones relativas al caso, y recordó que ante la Audiencia Nacional acudió en calidad de testigo, pues él no ha sido imputado. Además, replicó al resto de grupos parlamentarios que si su intención era hacerle una reprobación política por los casos de corrupción y financiamiento ilegal, pudieron hacerlo por medio de la moción de censura, algo que el partido emergente Unidos Podemos intentó llevar a cabo en junio, y que resultó en un estrepitoso fracaso.

Rajoy centró gran parte de su intervención en responder a la nueva vocera del PSOE en el Congreso, la ex magistrada Margarita Robles, a quien recordó que ella tuvo que comparecer también en calidad de testigo en el caso de la guerra sucia contra el independentismo vasco que llevó a cabo el ex presidente del gobierno socialista Felipe González durante la década de los 80, en concreto en el caso de los asesinatos, torturas y desapariciones de José Antonio Lasa y José Ignacio Zavala.

El líder de UP, Pablo Iglesias, planteó seis preguntas al mandatario, que no respondió, todas relacionadas con el caso de corrupción que actualmente es investigado en los tribunales.