Alquimia y cine
l ser humano trascendido de sí, angélico, mercurial, celeste y eterno. Es esa, se dice, la obra final a que aspiraban los antiguos alquimistas. En su carácter filosófico, la alquimia concibe la transformación de los metales vulgares en oro a manera de alegoría de la obtención del lapis philosophorum, la llamada piedra filosofal, especie de catalizador mágico que alude al ser humano trasmutado y sublimado.
Mística espiritual, doctrina de la autocreación individual, la alquimia es un término vaporoso que encierra ambigüedad y misterio. El arte y el cine han sido vitrina para proyectar sus ideales. Muchos artistas vieron en este modelo de pensamiento un terreno fértil para la expresión: William Shakespeare, William Blake, Goethe, Le Corbusier, Marcel Duchamp, Remedios Varo, Leonora Carrington, Charles Simic, la banda inglesa Coil, etc. Entre los cineastas están los nombres de Harry Smith, Alejandro Jodorowski, Jan Svankmajer y Jay Weidner.
En algunos casos el tema ha sido causa de agitadas fantasías en la gran pantalla, obras atrevidas que escapan de las categorías convencionales, películas que ponen en marcha los resortes de la imaginación. Estos son unos ejemplos, en el ámbito independiente.
The magician: el exotismo de lo oculto
En la biblioteca del Arsenal, con mucha bibliografía antigua, Oliver Hadoo (Paul Wegener, el mastodóntico golem del clásico expresionista) encuentra una receta mágica que hace posible la creación de vida humana mediante la alquimia. La fórmula exige la sangre de una virgen, por eso el extraño médico acosa a la adorable güera Margaret. El mago consigue atraer a la doncella, y queda por ver si hará posible su propósito creacional.
Realizado en 1926, el filme mudo de Rex Ingram refleja una apreciación no muy afortunada de las prácticas ocultas. El mago Oliver Hadoo (inspirado en la figura del ocultista y místico Aleister Crowley) es visto como estrafalario y su deseo sólo como una obsesión inmoral. Sin embargo, es memorable su pasaje del infierno colmado de desenfreno y caos.
Fragmento: www.youtube.com/watch?v=2DAgnvc
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Lucifer Rising: un ritual hierático
Motivado por las ideas provocadoras de Crowley, Kenneth Anger introdujo en su cine mucho del imaginario alquímico. En este trabajo el realizador evoca a los dioses egipcios convocando al ángel Lucifer, con la intención de abrir una nueva era. Anger filmó frente a la Esfinge de Karnak, a lo largo del Nilo, capturando los ruinosos templos.
Lucifer Rising (1972) es un clásico cinematográfico sobre el tema y obra influyente en el cine experimental, así como de vanguardia. Sugerente y a ratos hipnótico, es un mediometraje totalmente no narrativo que se recrea en atmósferas lúgubres, en un ritualismo sicodélico y en un hedonismo de los cuerpos en el que se resalta la sensualidad de sus personajes, como Marianne Faithfull haciendo de la diosa Lilith.
Filme completo en esta liga: www.youtube.com/watch?v=UQidfcN
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The Angelic Conversation: la opus magnum jungiana
Luego de cortos como Tarot o Art of Mirrors, Derek Jarman halló en las figuraciones del antiguo astrólogo y espiritista isabelino John Dee y en las ideas de Carl Gustav Jung la inspiración para realizar una de sus mejores películas. Como se sabe, Jung desarrolló una teoría sicológica acerca de los arquetipos a partir del proyecto alquímico que anhela la realización de una obra maestra cuyo fundamento, su verdadera ‘materia’, es la naturaleza del ser humano.
Así, la película es una poética representación en el cine sobre la trasmutación de la materia mineral –entiéndase sus disoluciones, cristalizaciones, fusiones y combustiones– vista realmente como la transformación del alma.
The angelic conversation (1985) es quizá la pieza más refinada del simbolismo alquímico trasladado al cine. Los sonetos de Shakespeare, la evanescente voz de Judi Dench, la etérea música de Coil dan tono a un amorío homosexual que Jarman coloca como trama de un filme poco comprendido.
Fragmento: www.youtube.com/watch?v=gk9jl1
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Splendor Solis: collage de autoconocimiento
Adeptos y otros informados sobre la alquimia coinciden en señalar al Splendor Solis (1532) como el más bello manuscrito alquímico. Sus 22 herméticas pinturas de gran formato ofrecen una interpretación del proceso simbólico para la obtención de la piedra filosofal.
A partir de imágenes filmadas durante 17 años, el inglés Daniel Fawcet concibió su Splendor Solis, obra autobiográfica articulada de películas caseras, experimentos en video y stock de distinta procedencia. Este diario fílmico, evoca el sello experimental de la London Filmmakers’ Co-op workshop y otros videoartistas, con sus juegos de color, manipulaciones de la imagen y doble pantalla. Con constantes alusiones a la simbología alquímica, constituye un íntimo ejercicio de documentación de la propia vida estimulado por el deseo de autoconocimiento.
Trailer: http://vimeo.com/on
demand/splendorsolis/142261575
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El cine que redescubre mitos antiguos y sistemas como la alquimia se hizo muy presente durante los años 60 y 70, en plena ola de liberación de la cultura capitalista alienante. Hoy, en tiempos de violencia frenética, inestabilidad política y furia extremista, no suena mal que las películas recuperen de nuevo aquellos principios de romántica reconquista del espíritu.
Twitter: @kromafilm