iudad de México, ciudad de ciudades, conserva entre sus encantos antiguas villas como Tlalpan y Azcapotzalco. Ambas demarcaciones, una en el sur y la otra en el norte, tienen orígenes anteriores a la misma Tenochtitlán.
Ahora convertidas en delegaciones, conservan innumerables manifestaciones culturales, muchas de ellas ancestrales. Esta riqueza ha dado lugar al surgimiento de una diversidad de cronistas que registran amorosamente el pasado y el presente de sus localidades: tradiciones, gastronomía, leyendas, costumbres y arquitectura. Con todo ello conforman la memoria histórica de la gran Ciudad de México.
Cotidianamente recogen las historias de su barrio, colonia o pueblo; acuden a los archivos, los testimonios, recuerdos de los mayores, libros, fotografías y viejos documentos familiares. Con todo respeto, ni el más docto historiador tiene la información que guarda la mayoría de estos cronistas, que además conlleva la emoción y vivencia personales.
Ahora se van a juntar los de Tlalpan con los de Azcapotzalco para llevar a cabo un Encuentro de Cronistas, que promete estar interesantísimo. En la primera demarcación se van a reunir los días 24, 25 y 26 de agosto, y en la segunda 7, 8 y 9 de septiembre. El tema que rige el encuentro son las fiestas tradicionales de los pueblos originarios de ambas delegaciones. En Tlalpan existen 11 pueblos y siete barrios, en tanto Azcapotzalco tiene 35, entre pueblos y barrios originarios.
A partir de estas semejanzas surgió la idea de realizar un encuentro entre cronistas, con el propósito de incentivar la creatividad, resaltar lo común e invitar a la población de toda la ciudad a conocer lo relacionado con los pueblos y barrios originarios y el esfuerzo de sus habitantes por mantener estas tradiciones.
Tlalpan los recibe en su Museo de Historia y Azcapotzalco en el histórico Jardín Hidalgo, con el aderezo de una exposición fotográfica.
Dado que Azcapotzalco los acoge en septiembre, se van a incluir trabajos sobre la Independencia. Seguramente algún cronista va a recordar que en este sitio se libró la última batalla de la gesta insurgente.
No es de extrañar que estas demarcaciones se unan para un encuentro de esta naturaleza, en ambas, los delegados son académicos distinguidos, que a lo largo de su vida se han comprometido con causas sociales y desempeñan estos cargos por un autentico interés en servir a la comunidad y no son políticos. Se distinguen por su honestidad, sencillez y capacidad.
Pablo Moctezuma, de Azcapotzalco, es historiador y cronista; ha sido investigador y maestro en la Universidad Autónoma Metropolitana. En Tlalpan, Claudia Sheinbaum, física y doctora en ingeniería energética, ha sido investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
Ellos van a presidir el Encuentro de Cronistas en sus respectivas delegaciones, así es que habrá oportunidad de platicar con ellos.
En el caso de la doctora Sheinbaum, es candidata a ser jefa de Gobierno de Ciudad de México. Sin duda alguna, sería una excelente gobernante, que pondría los intereses de los ciudadanos sobre cualquier interés partidista, político o económico.
Por su sólida preparación tiene ideas novedosas y factibles para resolver al-gunos de los problemas más graves que aquejan nuestra ciudad: seguridad, transporte, movilidad y medio ambiente En este último tema es una experta reconocida internacionalmente.
Ya que estamos en Tlalpan vamos a comer a la Quinta Ramón, ubicada en la avenida San Fernando 12. Desde 1906 ofrece sabrosa comida mexicana. Puede comenzar con un caldo Tlalpeño. Se dice que lo elaboraron por vez primera en esta localidad, para curarle una cruda al presidente Santa Anna, tras una parranda en la feria de San Agustín de las Cuevas. Era muy aficionado a jugar a los gallos y los naipes.
Continuando con el menú, de segundo plato: las criadillas en salsa verde, el pescado en hoja santa, o la arrachera.