Recursos y esfuerzos se deben invertir contra otros partidos
Sábado 12 de agosto de 2017, p. 11
Con más de medio siglo como militante del PRI, Francisco Labastida Ochoa advierte de la importancia del método con base en el cual este partido eligirá a su candidato presidencial para la contienda del año próximo. Alerta también de los riesgos de llevar el asunto a una consulta masiva.
“La forma tiene mucha importancia. ¿Qué defecto tuvo la elección interna de 1999? El defecto principal fue que se crearon 68 mil casillas y se imprimieron millones de boletas, y se metió un programa de propaganda ‘del nuevo PRI’. El resultado fue que nos gastamos recursos y energía en contender entre nosotros. Nos quedamos con el partido quebrado”, dijo.
Labastida fue secretario de Gobernación en aquel tiempo (1998-1999); en el tricolor había cuatro precandidados presidenciales, al tiempo que el presidente, Ernesto Zedillo, marcaba la sana distancia
con el partido. Esto provocó molestia de Labastida, quien incluso renunció a su cargo de responsable de la política interna.
En entrevista con La Jornada, relató que junto con el entonces presidente del tricolor, José Antonio González Fernández, se le dijo tres veces a Zedillo que era un error hacer (la contienda interna) como la quería
.
Cuando llega Dulce María Sauri a la presidencia del PRI, agregó, me dice: “oye, debemos varios cientos de millones de pesos. No hay duda de que se gastó bien, honorablemente. Le pregunté a González Fernández en qué se los había gastado y me respondió ‘en lo que me dijo exactamente el presidente’ (la campaña del ‘nuevo PRI’).
Por tanto, en lugar de tener los recursos y los esfuerzos invertidos en la campaña contra otros partidos, los invertimos en nuestra campaña interna
.
En la víspera de la 22 asamblea nacional ordinaria del PRI (hoy en el Palacio de los Deportes), Labastida subrayó: si el PRI vuelve a hacer una elección interna, como se hizo (en 1999) significa que el partido estará equivocando la estrategia.
En aquel momento, cuando aparentemente Zedillo se quería alejar del dedazo (nombrar a su sucesor), Labastida llegó a la postulación –afirma– por decisión propia.
“Cuando el presidente Zedillo decide que se va a hacer así (con base en contienda interna), es cuando decido renunciar (a Gobernción); le renuncio verbalmente en dos ocasiones y me pide que me quede hasta noviembre. Pero yo ya no me sentía a gusto porque, le dije: ‘si usted le hace más caso a un asesor suyo, entonces estoy sobrando como secretario de Gobernación’. No me aceptó la renuncia verbal y se la mandé por escrito.
En el PRI hubo un juego abierto, pero enía ventajas obvias, siendo secretario de Gobernación
.
–Ahora, ¿qué perspectiva tiene el PRI para el año entrante?
–Primero la militancia. Si no la entusiasmamos, no lo haremos con la ciudadanía.
–Dedazo al fin…
–Tengo muchos años en la política y siempre me ha tocado ver que los presidentes consultan. Siempre, eh. Consultas formales a grupos de 10 o 15 personas, y luego consultas en lo privadito, tete a tete. Todo depende del estilo personal de cada señor presidente. Con los que yo he tenido cercanía, (la elección) nunca se basa en quién me va a proteger
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–¿Cómo eligirá ahora el Presidente a su sucesor?
–Depende lo que hagan afuera, lo que ocurra afuera (otros partidos). Esto es un juego de ajedrez.