Necesario, un viraje; no se puede seguir en un modelo de proveer lo mínimo y básico, señala
Es resultado de una visión asistencialista y focalizada, así como por no atender las condiciones de vulnerabilidad de la población, afirma
En 25 años de aplicación no ha reducido la pobreza
Lunes 31 de julio de 2017, p. 32
La visión asistencialista y focalizada de los programas sociales y no atender todas las condiciones de vulnerabilidad de la población han dado como resultado una política social fallida a escala nacional. Prueba de ello es que a 25 años de su aplicación no ha logrado reducir significativamente el número de mexicanos en situación de pobreza, señaló el titular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) de la Ciudad de México, José Ramón Amieva Gálvez.
En entrevista con este diario, manifestó que es necesario hacer un viraje y atender el problema de la pobreza desde un enfoque multidisciplinario e integral, para lo cual se puede tomar como referencia la política social de la ciudad, que ha dado, entre otros resultados, que la capital mexicana sea la entidad con mayor acceso alimentario del país.
Lo anterior, subrayó, es parte de las conclusiones del libro Capital Social en la CDMX, editado por el gobierno capitalino y coordinado por el jefe del Ejecutivo local, Miguel Ángel Mancera Espinosa, el cual incluye artículos de académicos, diputados constituyentes y funcionarios, entre ellos el mismo Amieva Gálvez.
Yo creo que es momento de hacer una reflexión, de ver los resultados y los rumbos que han tomado las políticas de desarrollo social en el país
que han implementado diversas administraciones en el último cuarto de siglo, pues no se ha logrado disminuir el número de pobres, numéricamente hablando, señaló el secretario.
Herencia histórica
Habría que verificar, dijo, si muchas de esas personas que estaban en pobreza hace 25 años –cuando se creó la Secretaría de Desarrollo Social federal–, tuvieron hijos, si éstos continuaron en pobreza e incluso si ahora ellos mismos continúan teniendo hijos que pemanecen en dicha situación, por lo que pareciera que la pobreza se está convirtiendo en una herencia histórica para las generaciones siguientes de este país
.
Expresó que la planeación de la política social a escala nacional está dirigido exclusivamente a paliar o contener las necesidades inmediatas, sin ir más allá, y no se puede, por ejemplo, nada más brindar alimentación a una persona si no se generan fuentes alimentarias; o atender el problema de salud de un país sin pensar en la prevención de las enfermadas crónicodegenerativas.
Por ello, añadió, no se puede seguir en un modelo de proveer lo mínimo y básico, sino que se debe transitar a un estado de bienestar, y esto involucra ofrecer una serie de satisfactores adicionales, no solamente relacionados con servicios, salud, educación, alimentación, sino concatenarlos con medio ambiente, movilidad, seguridad pública y acceso efectivo al esparcimiento.
De allí que, insistió, se hace necesario dar un viraje en esta materia, pues ya no podemos hablar de la pobreza como un fenómeno social que se tiene que contener para lograr lo que denominan paz social. Ahora la pobreza se tiene que ver desde un enfoque multidisciplinario, integral, y atender bajo un piso de igualdad de derechos para lograr una justicia social
, subrayó Amieva Gálvéz.
Con base en datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval), indicó que en 1992 se tenían registradas 64.7 millones de personas en condición de pobreza; en 2000 se incrementó a 86.4 millones; en 2010, 80 millones, y en 2014 se reportaron 55 millones, es decir, hay un gran porcentaje de la población del país que está en situación de pobreza.
La visión asistencialista y focalizada de los programas sociales fue lo que falló. No lograr que se atendieran todas las necesidades o condiciones de vulnerabilidad de las personas fue lo que falló, porque la pobreza no es un fenómeno social, es una realidad social
, sentenció.
Agregó que si el problema no se atiende de manera integral y multidisciplinaria, nunca se va a poder superar la condición de pobreza y garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a los derechos a alimentación, educación, trabajo y esparcimiento.
Eficiencia en su ejecución
Al señalar que la política social federal y local se basan en principios distintos, José Ramón Amieva destacó que los programas sociales de la ciudad cuentan con padrones transparentes, que determinan que la persona está recibiendo ese beneficio en el sitio donde se ubica y a tiempo, lo que habla de una eficiencia en los alcances de la política.
Por otra parte, hay claridad en los recursos utilizados, dijo, y subrayó que 44 por ciento del presupuesto de la capital va a los programas de desarrollo social, que atienden a 80 por ciento de la población capitalina. Sólo en el caso de la Sedeso, añadió, 81 por ciento del presupuesto de la dependencia va dirigido a las personas.
Lo anterior, agregó, ha permitido que la política social local tenga como resultado que la Ciudad de México sea la entidad con el mayor acceso alimentario de todo el país, se encuentre entre las primeras cinco en dotación de servicios y educación, con un índice de pobreza extrema menor a 2 por ciento, y menos de uno por ciento de analfabetismo.
Además, expresó, se garantiza el acceso de los ciudadanos a los programas sociales, pese a factores externos como ajustes en el precio del petróleo, el tipo de cambio peso-dólar, disminución de las remesas, alza de precios o el desempleo.