Los dos EU
s común pensar que, en términos geográficos, en Estados Unidos existe una dicotomía social, política y económica caracterizadas por el pensamiento liberal y por el conservador. Esquemáticamente hablando, en las costas predomina el pensamiento liberal y progresista, mientras en el sur y en el centro agrícola del país el pensamiento conservador y reaccionario. Independientemente de las razones históricas de esa dicotomía, esa caracterización ha venido cambiando en las décadas recientes, debido a que la configuración de la población también ha cambiado. Entre otros factores, debido a la migración y la educación, particularmente en las capitales de algunas ciudades del sur y centro del país, en las que están ubicados los centros culturales, artísticos y las instituciones de educación superior. En esos centros urbanos la población es más liberal y menos atada a los cánones conservadores. Por ejemplo: Austin capital de Texas; Raleigh, capital de Carolina del Norte; Nashville capital del estado de Tennessee.
Procedente de esta última ciudad, The New York Times publicó una carta de la que vale reproducir algunos de sus párrafos. En la escuela primaria en la que mi hijo mayor es profesor, en la mañana del 9 de diciembre, después que Donald Trump fue electo presidente, sus estudiantes llegaron temblorosos ante la perspectiva de lo que la nueva administración pudiera implicar para ellos y sus familias
. El temor se acrecentó cuando “un individuo arrojó una lata desde su auto a uno de los estudiantes gritándole ‘terrorista’ mientras otros gritaban a coro ‘levanten el muro’. Sin embargo, entre las decenas de conservadores que yo conozco –continúa la carta– muchos de los cuales votaron por Trump, no hay uno sólo capaz de tan deleznable acción, por el sólo hecho de suponer que el origen de ese estudiante era de un país del Medio Oriente.”
Tennessee es uno de los 15 estados cuyos congresos apoyaron a Trump en su intención de coartar la inmigración a EU procedente de los países en donde el islam es predominante. El Congreso estatal está en manos de republicanos, pero al igual que en la mayoría de esos 15 estados el gobierno de la capital está gobernado por demócratas. En esas ciudades, los empleados públicos se esmeran por ayudar a quienes han inmigrado de otros países, y 70 por ciento de su población apoya una vía para su regularización migratoria. La situación no es muy diferente en otras capitales que se encuentran en el corazón de estados profundamente conservadores. Cabe pensar que buena parte de la sociedad estadunidense está deseosa de que esa situación se repita en otras partes del país. No estoy seguro si en estos momentos ese deseo sea una fuga hacia delante o una posibilidad real.