Domingo 23 de julio de 2017, p. 2
Portando el uniforme color beige de los reclusos capitalinos y acompañado de seis de sus abogados, el ex gobernador de Veracruz Javier N
se pasó toda la diligencia judicial mordiendo sus dedos, moviendo los ojos de un lado a otro y jugueteando con un acordeón de papel.
La audiencia duró más de 12 horas y el acusado siempre estuvo con el rostro adusto, molesto. Ya no fue como en Guatemala, donde sonreía y gesticulaba. Esta vez sólo tomó la palabra para decir que estaba de acuerdo con lo que su abogado Marco Antonio del Toro señalaba en cada etapa.
A diferencia del lunes pasado, ya no hizo uso de la palabra para cuestionar a los fiscales de la Procuraduría General de la República y exigir que le explicaran de dónde salió cada recursos que niega haber desviado. Una presentación digital que hiceron las autoridades le borró cualquier gesto amable. La PGR dio a conocer el esquema financiero que al parecer usó su administración para sustraer ilegalmente al menos 3 mil 148 millones de pesos.
La cara de Javier N
enrojeció y sus ojos se abrieron más cuando los representantes de la PGR mencionaron que las transferencias ilegales no sólo beneficiaron a su esposa Karime Macías con joyas e inmuebles, sino que también adquirió una camioneta de lujo y un departamento para una mujer identificada como Xóchitl Tress.
Después, regresó a su inquieta tarea de abrir y cerrar ininterrumpidamente el acordeón que hizo con una hoja en blanco que le dieron sus abogados. Ya no hubo sonrisas.