Dallas.

La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos comenzó, en sigilo, en un área del sureste de Texas los preparativos para construir el primer tramo del muro fronterizo de la administración del presidente Donald Trump, según el semanario Texas Observer.

La publicación informó que la primera sección del muro sería construida a lo largo del refugio de vida silvestre Santa Ana, al sureste de McAllen, en la frontera con México designada desde 1943 para la protección de aves migratorias.

Funcionarios federales informaron al Texas Observer que la construcción sería una valla de 5.4 metros de altura, que se extendería 4.8 kilómetros a lo largo del refugio de vida silvestre.

El plan requeriría la construcción de una carretera a un lado del muro, así como la limpieza de la tierra a ambos lados de la estructura. Tal edificación destruiría esencialmente el refugio, señaló un funcionario al Texas Observer.

En tanto, el Congreso de Estados Unidos sigue debatiendo el financiamiento para la cerca; sin embargo, un funcionario federal dijo al semanario que los fondos podrían ser transferidos desde el Departamento de Seguridad Nacional para pagar por la construcción en el refugio.

Los trabajos dentro del refugio podría comenzar tan pronto como el invierno próximo.

El refugio de vida silvestre de Santa Ana ha ido escogido para la primera sección del muro debido a que el gobierno federal ya posee la tierra, por lo que no tendrá que lidiar con temas de propiedad privada, explicó un funcionario.

Se calcula que buena parte de los miles de millones de dólares para levantar la pared a lo largo de la frontera con México estaría destinada a sufragar el costo de la tierra perteneciente a particulares a lo largo de la ruta.

El congresista federal demócrata Filemón Vela, representa del área de Brownsville, dijo que junto con el congresista Bennie Thompson, el demócrata de más alto rango en el Comité de la Cámara de Seguridad Nacional, solicitaron información al respecto a la Oficina de Aduanas.

Vamos a llegar a un plan y hacer todo lo posible para detenerlo, dijo Vela al Texas Observer. El Valle del Río Grande ya no es el Texas rural. Es una metrópolis de 1.2 millones de personas en este lado del río y 2 millones en el otro lado. Estos refugios son sagrados desde el punto de vista ambiental.