Xalapa, Ver.

Fue un sábado de lluvia y tertulia en torno a Sergio Pitol.

La complicidad de los amigos y la disposición de la familia dieron lugar a un día de tertulia en la casa marcada con el número 11 de la calle Pino Suárez, donde el escritor Sergio Pitol resiste los embates de la cuarta etapa de una afasia primaria progresiva que lo aqueja desde 2009.

A las 13 horas, Alejandro Cámara, al piano, y los cantantes Marcela Vargas, Gabriela Beltrán, Mariano Fernández y Cynthia Toscano, del coro de la Universidad Veracruzana, se instalaron en la sala y ofrecieron una serenata diurna al admirado escritor y traductor.

Mientras, en su habitación –escaleras arriba– Sergio Pitol se hizo acompañar de la pintora Leticia Tarragó, con quien mantiene más de 40 años de amistad, así como de sus propias sobrinas, Laura Demeneghi –presente en la entrega de premio Cervantes 2005– y Cristina Pitol, quien vive en Querétaro y viaja a Xalapa para estar con su tío.

Durante una hora, Pitol pudo escuchar piezas de Mozart, Vivaldi, Verdi y Xavier Montsalvatge. A decir de Laura Demeneghi, durante el concierto hubo un momento en que Tarragó y mi tío estuvieron tomados de la mano, y otros en que él dormitaba.

Este acto el fin de semana en la casa del escritor no es fortuito, sino que revive las habituales tertulias que el autor de Domar a la divida garza solía realizar con sus amistades.

Admiradores con paraguas

Como antaño, en la sala de su casa estaban Agustín del Moral, ex director editorial de la Universidad Veracruzana, y Mario Muñoz, crítico e investigador literario.

Mientras, afuera de la vivienda, seguidores del escritor resistieron con paraguas la pertinaz lluvia que cayó en la capital del estado para acompañar la serenata que familiares y amigos le rindieron.

Laura Demeneghi compartió que la serenata fue posible por iniciativa de Magali Velasco, ex coordinadora de la Feria Internacional del Libro Universitario, que organiza la Universidad Veracruzana, “que hace unos días se comunicó con nosotros y nos manifestó la intención de hacerle esta muestra de cariño.

Hemos establecido una comunicación con los amigos de mi tío, en la que ellos nos piden seguir manifestando su cariño mediante este tipo de actividades, y nosotros hemos aceptado.

La sobrina de Pitol dijo que este fin de semana fue imposible que todos los presentes acudieran a la habitación del escritor a saludarlo, pero se estableció que en los siguientes días uno a uno podrían hacerlo.

Mi tío está muy delicado, recibe cuatro visitas al día y se cansa mucho; era imposible que pasaran todos a verlo, pero hemos acordado que en lo siguientes días quien de corazón quiera saludarlo podrá pasar a verlo.