La novela reciente de Verónica Ortiz Lawrenz, La niña en el jardín, regala al lector un misterio que incita a volver la mirada hacia la nostalgia. “Es un thriller de pasión”, afirmó la autora durante la presentación del libro en formato digital, publicado por INK.

En una noche de intensa lluvia, recuerdo de la ciudad que se asentó entre lagos, la autora y conductora de radio recibió a sus invitados en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, donde estuvo acompañada por Julia Santibáñez.

Bits en lugar de tinta y papel

La historia empezó a partir de una imagen: es una niña en un jardín, masturbándose, relató Ortiz Lawrenz. El personaje de un fotógrafo, quien realizó más retratos, va a generar en el transcurso de la novela el seguimiento de una pasión de una mujer que de repente decide dejar a su familia. La hija de esta mujer, que no sabe qué pasó, inicia una búsqueda con otras imágenes.

La llegada de la niña en blanco y negro propicia situaciones que provocan momentos de muchísima tensión. Y están envueltos personajes como un fotógrafo de guerra, una familia completa que no sabe bien qué fue lo que pasó con la madre y la propia mujer que va a contar parte de la historia.

A lo largo de las páginas del libro, que en lugar de tinta se ha impreso con bits digitales, la búsqueda de más de 20 años en el pasado implica suspenso, pero también erotismo y una nostalgia con la fotografía como pistas del ayer.

Verónica Ortiz, la noche del miércoles, en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia en la colonia CondesaFoto Alondra Flores

Verónica Ortiz reveló que la imagen que desencadena la historia en realidad no existe, pero estuvo presente en su imaginación por mucho tiempo. En principio, con la idea de hacer una película, aunque finalmente emergió en forma de novela. Luego se fue formando a través de otras fotografías, muchas que sí existen, una buena parte de la historia es la de mi familia.

También el corresponsal de guerra es un joven conocido de hace años, de quien tomó la personalidad. Otros elementos, como en una novela, son ficción.

Publicar su tercera novela, y sexto libro, en formato digital ha sido todo un descubrimiento para la escritora de 67 años. Es una experiencia nueva el hecho de venir a la presentación sin traerla, es algo muy extraño, en cambio, en la casona en la colonia Condesa se distribuyeron tarjetitas en forma de postal con los códigos para hacer la descarga desde varios distribuidores para diferentes dispositivos.

‘‘Soy prehistórica, vengo de una época donde todavía escribíamos a máquina; los celulares no existían. De repente me causa sorpresas e inquietudes”, dijo emocionada, pues no deja de ser fascinante porque desde España una persona le ha comentado que la está leyendo, mientras un amigo en Alemania ya lo hizo. “Entonces es interesante, es muy accesible y me doy cuenta que es mucho más barata de lo que podría ser en una librería; en e-book cuesta 60 pesos. Está a la mano de muchas personas”.