ás por vergüenza que por falta de votos, el Departamento de Estado anunció que la gran farsa de la OEA en las cada vez más calurosas playas de Cancún, procedería sin la presencia del secretario Rex Tillerson (RT), el ex gerente de ExxonMobil. Lo caricaturezco de la escena no esconde su magnitud: Exxon perdió en cortes internacionales un juicio ante el gobierno de Chávez, por el cual Tillerson se sintió humillado y se beneficiaría del golpe de Estado contra Maduro. Aún más, Exxon protagoniza, con el big oil, el mayor escándalo del Siglo XXI por impulsar el negacionismo inhibidor de la urgente regulación en emisiones de gases con efecto invernadero (GEI), a sabiendas ¡por décadas!, de la certeza científica del calentamiento global.
En la Operación Venezuela Freedom 2 (voltairenet.com) se constata que en 2015 el general John Kelly, entonces jefe del Comando Sur del Pentágono (DoD), hoy Secretario del Department of Homeland Security (departamento de Seguridad del Suelo Patrio), acordó con Luis Almagro, secretario general de la OEA, aplicar la Carta Democrática contra Venezuela. La gran pregunta es: ¿Por qué la urgencia de Trump, RT/Exxon, Chevron et al, por el crudo venezolano y en general por los combustibles fósiles-convencionales y no convencionales del Ártico, de Alberta, de la Cuenca de Burgos, las aguas profundas mexicanas, hasta Vaca Muerta, en Neuquén, Argentina, pasando por el gas y petróleo de Brasil, Colombia, Perú y Ecuador si ya, como dice su narrativa oficial, EU goza de una revolución energética
y es de nuevo gran potencia petrolera, una SaudiAmérica
como difundió conocida revista e incluso el Citibank nos asegura que América del Norte es el Nuevo Oriente Medio
?
Esto fue acompañado de una extensa promoción mediática de que gracias a la fractura hidráulica (fracking) en cuencas de gas y petróleo en lutitas (shale) EU se transformó en potencia fósil, a lo que se agregaría la explotación shale en la periferia, posible gracias a la colonialidad neoliberal que en nuestro caso sintetizó un ex gerente de Dupont elevado por Fox a director de Pemex, para quien el gran reto es cómo esta riqueza petrolera debe orientarse hacia el fortalecimiento de la seguridad energética nacional de nuestros principales socios comerciales
¡sic! Desde la constitucionalización
de esta gran involución histórica, un colapso de la soberanía nacional mexicana, se nutre la embestida de EU por el crudo venezolano, para que siga el festín de los combustibles fósiles, derrochando los otros recursos naturales que van quedando sobre la corteza, todo en medio de una ruptura climática riesgosa a las naciones del Caribe y el mundo. (El gobernador de Florida prohibió el término cambio climático
por lo vulnerable que es ese estado ante niveles marítimos al alza, lo que hace al boom inmobiliario de Miami un insostenible mega-fraude).
A propósito de timos, ¿cuál es el fundamento geológico –y financiero”– de la “revolución shale” y lo del “gas natural shale para cien años” que proclamó Obama en 2012 ante el Congreso? Desde entonces, bajo una supuesta abundancia por décadas de gas, las gaseras y petroleras han invertido en EU miles de millones de dólares en infraestructura para exportar gas natural licuado a Europa y América Latina. En 2013 un alto funcionario de la Administración de Información de Energía del Departamento de Energía de EU (EIA, en inglés) aseguró que “en relación al gas natural, la EIA no duda que toda la producción puede continuar a lo largo del tiempo (all the way) hasta 2040”. Pero como se documenta desde el semanario de información científica Nature, estudios con un diseño cuyos supuestos resultan más exactos y constantes que los usados por la EIA, muestran que ésta divide la superficie de las plataformas o cuencas shale en condados y algunos pueden ser hasta de mil kilómetros cuadrados (km2). Los estudios realizados por equipos de varias universidades dividen las cuencas en áreas de 2.6 km2. Logran mayor precisión con resultados menos llamativos y más realistas, mostrando que los vaticinios de la EIA son: demasiado optimistas.
Tanto David Hughes, geocientífico del PostCarbon Institute de California como esas investigaciones universitarias coinciden en que ese alto optimismo
se origina en falta de rigor conceptual o en un método que agranda la incidencia estadística de sweet spots (lugares abundantes en el recurso) en las cuencas shale de EU, lo que infla las expectativas del gas y petróleo shale de firmas e inversores incautos o el arrebato de Goldman Sachs/Exxon y de cúpulas en la periferia, listas a co-participar en la apropiación del excedente con mecanismos para canalizar riqueza pública al 1% vía asociaciones público-privadas del Banco Mundial.
Desde un estudio a fondo de los vaticinios shale de la EIA se advirtió que los resultados son mala noticia
…estamos ante un gran fiasco
. ¿Por eso la ofensiva contra Venezuela?
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