El control de la glucosa debe incluir la salud mental, destacan especialistas de EU
Lunes 19 de junio de 2017, p. 36
Los trastornos emocionales y de la conducta son más frecuentes en las personas que viven con diabetes. La probabilidad de padecer depresión es del doble respecto de la población sana, mientras los desórdenes de la alimentación están presentes en la mitad de los pacientes jóvenes. Estas alteraciones obstaculizan el control de los niveles de glucosa y deterioran la calidad de vida de los afectados.
Concluyeron lo anterior investigaciones realizadas por especialistas de las universidades de Indiana y Washington. Los resultados se presentaron en la 77 sesión científica de la Asociación Americana de Diabetes (ADA, por sus siglas en inglés), hace unos días en San Diego, California.
Con base en los datos obtenidos en ambos trabajos, la ADA resaltó que la vigilancia de la salud mental debe formar parte de la atención clínica rutinaria en diabetes. Por sí mismo, el manejo de la alteración metabólica requiere de un régimen demandante; se complica con afectaciones del sistema nervioso, principalmente depresión, ansiedad y desórdenes de la alimentación.
Carencia de expertos
La asociación, autoridad global en la materia, promueve el entrenamiento de médicos en salud mental de diabéticos.
De igual forma reconoce que el problema es un reto para los sistemas de salud por la carencia de expertos en esta área, en particular, los médicos capacitados para atender las necesidades de los diabéticos.
Uno de los trabajos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana señala que una de cada cuatro diabéticos ha tenido algún episodio de depresión en su vida, de quienes 60 por ciento son mujeres.
El estudio consistió en comparar la efectividad de terapias grupales, ejercicio físico y la combinación de ambos con la atención tradicional.
Luego de 12 semanas, se observó que con cualquiera de las opciones, se redujo entre cinco y seis veces la prevalencia de depresión entre los participantes, quienes en promedio tenían 56 años de edad y tenían alrededor de 11 años con diabetes.
A la vez, los pacientes llevaron su glucosa a niveles de control, se redujo su angustia respecto de la enfermedad, mejoró su confianza sobre a su capacidad para realizar actividad física y todo en conjunto contribuyó a que mejoraran su calidad de vida.
Un beneficio adicional identificado por los investigadores es que debido al ejercicio, los pacientes disminuyeron sus niveles de colesterol, y por lo tanto, el riesgo de presentar alguna complicación cardiovascular.
Otra investigación, de la Universidad de Washington, encontró que individuos entre 17 y 20 años de edad con diabetes tipo uno y dos tienen un riesgo mayor de presentar trastornos alimenticios (comer en exceso), provocados por las insistentes recomendaciones que reciben respecto a su alimentación y peso corporal.
En los diabéticos tipo uno o juvenil, 21 por ciento presentaba un trastorno alimentario, así como 52.2 de los que padecían tipo dos, que se expresaba en sobrepeso; 20 por ciento reconoció que enfrentaba dificultades para mantener un peso saludable.
Los participantes, 12.4 por ciento con diabetes tipo uno y 34.2 por ciento con tipo dos, indicaron que desean ser delgados para controlar su enfermedad.