En lo que fue el primer convento de monjas en esta capital, 400 alumnos de secundaria toman clases en condiciones de alto riesgo. El inmueble –que data de 1541– muestra severos daños por el paso del tiempo y el olvido de muchas autoridades: muros y trabes cuarteadas, techos con goteras e instalaciones eléctricas e hidráulicas deterioradas, a lo que se suma que una parte de esa edificación tiene un dictamen de inhabitabilidad por el riesgo de colapso.

La incertidumbre para alumnos, docentes y padres de familia de la escuela secundaria número 11 Adriana García Corral –ubicada en Belisario Domínguez número 5, en el Centro Histórico– se agudiza en temporada de lluvias, pues se eleva la posibilidad de que el agua se acumule en los techos de los salones y ocurra su desplome.

De acuerdo con padres de familia, la mañana de ayer fue uno de esos días en que se tuvo que llamar de urgencia a las autoridades delegacionales, pues gran cantidad de agua se había estancado en el techo de seis salones y el auditorio, con notorias filtraciones, por lo que se tuvo que desalojar a los alumnos y drenar –con equipo especial– el líquido ya verdoso, el cual salió a borbotones por algunos de los vetustos tubos que están dentro de esos espacios, anegándolos en parte.

Señalaron que han enviado oficios a las secretarías de Educación Pública (SEP) federal y local, y a la delegación Cuauhtémoc, sin que nadie responda al llamado, además de que esta edificación no está en ninguna mesa de trabajo de alguna dependencia que permita su rescate.

Tania Libertad Argumedo, directora territorial del Centro Histórico, quien acudió a revisar el inmueble –catalogado como monumento histórico por el Instituto Nacional de Antropología e Historia–, remarcó que tiene un dictamen por daño estructural importante en una de sus áreas, por lo que se determinó como inhabitable, ante el riesgo de colapso.

Incluso, en esa parte estaban habilitados varios salones, pero se debieron desalojar y ubicar a los alumnos en espacios que antes eran laboratorios o áreas de archivo. Esa situación obligó a reducir el número de estudiantes inscritos, de 600 a 400, pues cada temporada de lluvias se eleva el riesgo de colapso.

En opinión de los padres de familia, la escuela –que tiene 85 años como secundaria– requiere una intervención no sólo profunda, sino inmediata. Consideran que para un remozamiento estructural tanto de sus muros, trabes, losas y pisos, como de sus instalaciones eléctricas e hidráulicas, se requerirían 80 millones de pesos, por lo que piden que haya pronta intervención de la SEP o de la autoridad local del ramo.