Vence 3-1 al Alavés y con este título se cierra la etapa de Luis Enrique como técnico culé
Domingo 28 de mayo de 2017, p. a14
Madrid.
Ganó la lógica sostenida por el genio de Lionel Messi, para que el Barcelona se quede la Copa del Rey al vencer 3-1 al Alavés, para que los azulgranas medio endulcen una temporada que tratarán de olvidar lo más pronto.
El conjunto azulgrana pudo darse finalmente una alegría en su último partido de la temporada, que también sirvió para cerrar la etapa de Luis Enrique como técnico del Barcelona. Messi y dos latigazos antes del descanso se encargaron de decidir su tercer título consecutivo de Copa y la vigesimonovena en la historia del club.
Porque la realidad es que la Copa del Rey fue lo que quiso Messi. El astro argentino gobernó el duelo desde el principio y además de abrir el marcador a los 30 minutos, fue el gran artífice de que el Barcelona se marchara al descanso ya con la final prácticamente decidida con la ventaja 3-1, que fue lo que después reflejó el marcador final.
El Alavés nunca encontró la fórmula para descifrar los movimiento de Messi, siempre dañino desde la media punta. O descuidó la marca o el argentino fue más listo que nadie a la hora de buscar los espacios.
Lo cierto es que la estrella del Barcelona dio un recital. Eso sí, el equipo azulgrana tuvo que lamentar la ausencia de Javier Mascherano a los nueve minutos con un fuerte golpe en la cabeza y dolor en la rodilla derecha tras un salto con Marcos Llorente. Se marchó del campo con una pequeña conmoción y abundante sangre.
El equipo de Luis Enrique no perdonó a la media hora, cuando Messi se asoció con Neymar y marcó con un espléndido disparo desde la frontal.
Pero la ventaja azulgrana sólo le duró tres minutos, pues el lateral Theo, probable fichaje del Real Madrid para la próxima temporada, embocó un tremendo lanzamiento directo de falta. Sin embargo, Messi seguía desencadenado y a los 44 minutos abrió hacia André Gomes, quien sirvió el gol en bandeja a Neymar. El Alavés protestó una posición de fuera de juego del brasileño.
Y todavía más dañino para el conjunto de Mauricio Pellegrino fue lo que ocurrió en el descuento, pues Messi dibujó una genial asistencia para que Paco Alcácer marcara. Dos goles justo antes del descanso que dejaron tumbado al Alavés.
La segunda parte sobró. No ocurrió prácticamente nada. El Barcelona sólo pareció interesado en que pasaran los minutos sin sobresaltos y el Alavés nunca dio sensación de poder siquiera acercarse en el marcador.
Así, agarrado al argentino, despidió el Barcelona una gris temporada que pudo maquillar al final con la obtención de la Copa del Rey, tercer torneo en importancia tras la Liga española y Liga de Campeones.
El trofeo fue un pequeño consuelo y un honroso epílogo para Luis Enrique, quien vivió su única alegría de la temporada en su último partido como técnico del Barcelona.